En 1973 llega la segunda película de la saga de Harry Callahan, Harry, El Fuerte, donde los principales asesinos de la ciudad de San Francisco están siendo asesinados. Quizás en varios aspectos este film sea superior a la primera parte, ya que mientras Don Siegel había creado un entretenido thriller policial en Harry, El Sucio, además de dar a conocer al protagonista y sus métodos, el film de Ted Post es cinematográficamente superior, hablo no sólo por su enérgica dirección, sino por un guión que contiene unas muy interesantes reflexiones dramáticas y políticas gracias a dos guionistas de lujo como fueron John Milius y Michael Cimino.
En esta cinta Harry Callahan se enfrenta no a un psicópata malo porque sí, sino a un escuadrón de la muerte formado por un grupo de policías que ha decidido ejercer de juez, jurado y especialmente verdugo. Para ello se dedican a pasearse por la ciudad ejecutando a cualquier criminal rico que se les ponga a tiro y de manera premeditada. Y al comando de todos ellos está el Teniente Briggs (Hal Holbrook).
En la escena final, después de haberse cargado a todos los agentes del escuadrón, solo queda Briggs, que tiene encañonado a Harry, pero él deja la bomba en su coche, al irse este explota, a lo que Harry sentencia: "el hombre debe conocer sus limitaciones".
Pensé que había comentado.
ResponderEliminarDa para preguntarse cuanta diferencia había entre los métodos de Harry Callahan y los de ese grupo de policias.
La escena es magistral, con el uso de los planos, con la mano de Harry poniendo explivos en el auto de Briggs.
Saludos.
El Demiurgo de Hurlingham: Eso es, los policías habían decidido tomarse la justicia por su mano.
EliminarMuy buena escena, ejecutada a la perfección.
Saludos.