Cartel del film
Stephen Hopkins, director canadiense, dirige este biopic sobre la figura del atleta Jesse Owens, cuyo título aquí es "El héroe de Berlín", cuando es un cineasta que hasta ahora se había centrado en películas de terror (Pesadilla en Elm Street 5, Los demonios de la noche, La cosecha, etc.,). Su logro, es conseguir atraparte con la historia de más de dos horas, fruto del loable diseño de los personajes y de una narración bien distribuida. Se trata de un relato correcto, aunque para ser justos, se centra en una época concreta de la vida de Owens y haciendo un resumen de su biografía, por parte de los guionistas, aunque deja bastante claro la realidad del racismo, primero en su propio país, Estados Unidos, y luego la de los nazis sobre los judíos (y también a los negros) en los Juegos Olímpicos de 1936 celebrados en Berlín, bajo mandato de Hitler.
Por un lado, hay que situar el contexto histórico en dos ámbitos fundamentales, primero el film arranca en 1933 en Cleveland, Ohio donde vive Jesse Owens, el menor de una familia de 10 vástagos (3 mujeres y 7 hombres) desde los 9 años, cuando su familia huyó de la segregación imperante en el sur del país, dentro de la Gran Migración Negra, desde Alabama, y no olvidemos que estamos en los años posteriores a la Gran Depresión del 29, que tenía al país todavía sumido en años de pobreza y miseria.
En su adolescencia trabaja en diferentes oficios para subsistir, repartidor de mercancías, estibador de vagones de carga, taller de reparación de calzado, etc.,
Larry Snyder (Jason Sudeikis) era su entrenador en la Fairmont High School y fue decisivo en la instrucción de Owens, además de facilitarle los horarios de entrenamiento, para que no coincidiera ni con las clases ni con su trabajo. Snyder se ganó su estima por ello y consiguió ir a Berlín como entrenador invitado.
Stephan James, actor canadiense, interpreta a Jesse Owens de manera muy convincente, y además es más guapete que el original.
También está muy bien reflejado en el film, como Jesse conoce a la que fue su mujer, Minnie Ruth Solomon (Shanice Banton), cuando él tenía 15 años y ella 13. De aquella relación tuvieron una hija, Gloria, nacida en 1932, se casaron en 1935, antes de ir a los Juegos, y posteriormente vendrían dos niñas más, Marlene y Beverly.
Ya en los campeonatos nacionales de secundaria deslumbraba con sus marcas, donde batía récords mundiales, como el mítico de Chicago de 1933 o la ya célebre en las competiciones de la Big Ten Conference que tuvieron lugar en Ann Arbor, Michigan, en 1935, donde batió 3 récords mundiales en 45 minutos e igualó otro más.
Jesse se clasificó para participar en 3 pruebas en los Juegos Olímpicos, 100 metros lisos, 200 metros lisos y salto de longitud, aunque al final también disputó y ganó el relevo 4X100.
Antes de celebrarse dichos Juegos Olímpicos de 1936, hubo muchas discusiones y reuniones, y de hecho, la participación de Estados Unidos estuvo pendiente de un hilo, a punto de no ir con sus atletas por las noticias que llegaban de esa Alemania, donde se repudiaba a los judíos, y su actitud era cada vez más errática. Se hace especial hincapié en las reuniones entre Avery Brundage, próximo presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos y Jeremiah Mahoney (William Hurt) que se oponía a la participación en dichos juegos. Avery, interpretado por el magistral Jeremy Irons, después de ganar la votación interna que da el aprobado a la presencia de USA en esos juegos, tiene que lidiar con Joshep Goebbels, a quien da vida un magnífico Barnaby Metschurat, en unas duras negociaciones, en las que Avery deberá de ceder, incluso dentro ya de la propia competición. Recordemos que esos juegos fueron preparados y dirigidos por Goebbels, que pretendía mostrar al mundo el "progreso" de la Alemania Nazi.
Lo más sorprendente y lo que demuestra que todavía quedan secuelas en Estados Unidos en el asunto de la discriminación racial, es que Owens en su propio país lo sufría en sus carnes, incluso después de volver como un héroe, después de sus éxitos en los Juegos Olímpicos, donde consiguió 4 medallas de oro, y en una cena organizada en su nombre para rendirle homenaje, es obligado a entrar por la puerta de servicio (a la gente de color no se le dejaba entrar por la puerta principal) ante el enojo de su entrenador. Hablamos de una persona que era todo corazón, un superdotado para el atletismo, y un ejemplo a seguir por varias generaciones de estadounidenses.
En el plano actoral, muy convincentes todos, excelente Stephan James como Jesse Owens, conmueve su historia de amor con su mujer y como la recupera. Jason Sudeikis interpretando a su entrenador es otro personaje espléndido, y para mi clave, dando al protagonista todo lo que él desaprovechó en su día por su inexperiencia juvenil cuando también fue atleta. Barnaby Metschurat encarnando a Goebbels me parece extraordinario, en todo momento deja claro su odio a los judíos y lo que es peor, que era un tipo completamente enajenado y loco. Por otro lado, Jeremy Irons encarna con solvencia el personaje de Avery, clave también a su manera para que sucediera todo aquello y Owens diera aquel festival en tierra nazi.
Una buena película, que quizás da algún bandazo innecesario, incluso melodramático, para llegar al momento cumbre, eso si, rodado de manera estupenda, que son aquellos Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, preparados por el ministro de propaganda Goebbels.
Hitler sólo saludaba a los atletas alemanes victoriosos y quería demostrar la fortaleza de la raza aria, a lo que Owens respondió con una bofetada deportiva descomunal en territorio comanche.
Os dejo con el traíler de este film.