En 1977 el director norteamericano Sam Peckinpah dirige La cruz de hierro, con un guión adaptado por Julius J. Epstein, Walter Kelley y James Hamilton a partir de la novela de Willi Heinrich titulada The willing flesh, aunque a posteriori se le cambió el título para hacerlo coincidir con el de la película. El film nos sitúa en el Frente Oriental, Península de Taman, en el año 1943, allí el Sargento Steiner, al que da vida un magistral James Coburn, encabeza un pelotón alemán que combate por sobrevivir a la dura experiencia del frente ruso. La llegada a la unidad de un nuevo y estirado oficial prusiano, el Capitan Stransky, al que interpreta de manera no menos genial Maximillian Schell, tiene como única finalidad conseguir la condecoración de la Cruz de Hierro a cualquier precio, lo que hará complicar mucho las cosas, el ambiente y demás, mientras el frente alemán empieza a hacer aguas por todas partes.
Peckinpah había demostrado crear en sus anteriores trabajos un universo visual propio, impactante y de una fuerza arrolladora, sobre todo dentro del género del Western. Pero en esta su única incursión en el cine bélico, hizo una obra maestra sin paliativos, mostrando la guerra con una crudeza y realismo espectaculares.
En una mítica escena el Capitán Stransky llama al Sargento Steiner para ofrecerle y proponerle que firme para la consecución de su objetivo único, que es la Cruz de Hierro, diciéndole que es el regimiento quién ha dicho que lo merece ya. La cara de Coburn ,que lleva la procesión por dentro es una maravilla, ante el egocentrismo descomunal del Capitán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario