35 años han pasado de aquella obra maestra dirigida por Ridley Scott llamada Blade Runner, y ahora se estrena la segunda y esperada parte, Blade Runner 2049, dirigida por Denis Villeneuve y que tiene a Ridley como productor ejecutivo. Es evidente, que esta segunda entrega tenía dos posibilidades, una era ser un fracaso y la otra estar a la altura de su predecesora, porque superarla es imposible, y después de verla ayer, me inclino más por la segunda opción.
El film visualmente es un portento, la puesta en escena es abrumadora, también ayuda que en 35 años los medios técnicos son más y mejores, pero se utilizan de manera maravillosa, la historia que tiene conexión evidente con la original, es un guión fantástico, los actores están casi todos brutales, y la única pega bajo mi punto de vista es que la cuestión de la banda sonora se me queda corto, por momentos no es más que un mero acompañamiento, cuando en su día formaba parte de la película y describía escenas de manera espectacular, se echa de menos y mucho a Vangelis.
En cuanto a la película en si, recordemos que la de 1982 fue criticada en su día por su desarrollo lento, aquí eso no cambia, ni falta que le hace, su recreación del mundo distópico en 2049 es fantástico, y han pasado 30 años desde los acontecimientos que se contaban entonces. Aquí un nuevo Blade Runner, llamado K (Ryan Gosling) trabaja para su jefa a la que llama Señora, la teniente Joshi (Robin Wright), y que le encarga una misión donde descubrirá un secreto largamente oculto durante esas tres décadas, y que podría arreglar el caos que impera en la sociedad, al cual ayuda la Empresa Wallace, que se hizo cargo de lo que quedó de Tyrell y después del Apagón.
Un detalle muy importante para el buen funcionamiento de la trama, es que no se recurre a la película original, más que cuando es necesario, cuando el hilo conductor lo pide.
Pero lo grande de este film, es que tiene cualidades y virtudes propias. Villeneuve sabe a través de guiños, el recurso de los sueños y diferentes detalles, relacionar ambas películas sin ser abusivo en ningún momento. Aquí hay reflexiones de la esencia de la humanidad, como es la base de la moral, etc... Por otro lado da un nuevo y renovado significado a enigmas que quedaban, digamos en tela de juicio, en la obra primera.
De hecho, hay cosas que van sucediendo que te imaginas cual será su final, pero hay un giro de guión que le hace dotar al film de un concepto muy atrayente. El viaje que emprende K para buscar a Rick Deckard (Harrison Ford), aparte de necesario, dejará muchas cosas claras.
Otra de las cualidades geniales del film, es los nuevos personajes que se han creado en este son alucinantes, y por encima de todos el de Ana de Armas (Joi) la "compañera de K", se trata de un personaje realmente impactante, que crea situaciones alucinantes y que a mi desde luego me dejaron subido a una parra de la que no sé cuando bajaré.
Por otro lado los villanos, encarnados por un excelente como casi siempre Jared Leto que hace de Niander Wallace, patrón de la empresa que fabrica hologramas, replicantes, etc., y su mano derecha Luv (Sylvia Hoeks) que está también espléndida, dan un empaque tremendo al reparto. Sin embargo, el tío Harry... por favor debería dejar de hacer de él, y haber sido Deckard de mayor, que por momentos lo hace... pero... hombre debería estar a la altura.
Villeneuve, por si fuera poco, da sus pinceladas con temas como la realidad virtual como sustitutivo de la realidad tangible (hay una escena fuera de serie), la utilización de la ingeniería genética en la producción de alimentos, exploración de nuevas fuentes nutritivas cuando hay escasez de recursos, cosas todas ellas de las que cada vez se habla más hoy en día.
Sin duda que volver a utilizar a Hampton Francher como guionista, para tender los puentes necesarios argumentales entre ambos metrajes, ha sido una garantía de fiabilidad, pero sin embargo eso no ha sucedido en el aspecto musical y ahí es la única pega. Se ha recurrido a Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch, que están a mucha distancia de Vangelis, y por otro lado a Sinatra y Elvis como recursos puntuales en escenas, pero se me quedan cortos, y se me pasan rápidamente de la cabeza.
En definitiva estamos ante una enorme película, cuyas expectativas cumplen de sobra, aunque ya sabíamos de antemano que no iba a superar, simplemente porque no se puede, a la de 1982.
De todas formas, es bueno dejarla reposar y verla de nuevo para apreciar más y más detalles, que los tiene y muchos, y momentos clave en cada diálogo...
Os dejo con el tráiler.