Como decía ayer, en 1988 John McTiernan dirige Jungla de Cristal, un film que está ambientado justo en Navidad en Los Ángeles, a donde acude a una fiesta invitado por error, John McClaine, al que da vida Bruce Willis, un policía de New York, en el edificio Nakatomi Plaza, donde un grupo terrorista comandado por Hans Grüber (Alan Rickman) se apodera de dicho edificio tomando como rehenes a la gente que estaba en la fiesta en el piso 30. John consigue escapar de los terroristas y empieza a montar una pequeña guerra contra ellos, matando a todos los que puede. En su lucha conseguirá contactar con un policía, el sargento Al Powell (Reginald VelJohnson) a través del walkie sustraído a uno de los terroristas que mata. No sería una osadía decir, que este film es de los mejores de acción en mucho tiempo, y que envejece de manera magnífica.
En otra escena mítica, Al Powell acude al edificio Nakatomi, alertado por una llamada hecha desde el interior por un hombre que pide ayuda. Powell llega, comprueba y no detecta nada raro (todos los terroristas hacen el paripé) y se acaba marchando, pero John que se las tiene tiesas con los malos, mata a dos más y tira a uno de ellos al coche policial, para llamar la atención, es en ese momento cuando una ráfaga de ametralladoras se ceban con Al Powell que marcha atrás hasta acabar mal parado.
La película usa bien los estereotipos como el del policía relegado a un trabajo de oficina, por haber disparado a quien no debía. Y enviado para comprobar algo supuestamente de rutina.
ResponderEliminarLo que se resuelve como lo describís.
Saludos.
El Demiurgo de Hurlingham: En efecto, esta situación hace que Powell se redima, y vuelva a demostrar lo gran policía que es. La relación que se establece entre Powell y McClaine es memorable.
EliminarSaludos.