El 47 es un film dirigido por Marcel Barrena, y que nos cuenta una historia real sucedida en Barcelona a finales de los años 50 y su evolución en el tiempo hasta la democracia. Se trata en concreto del barrio de Torre Baró periférico y obrero, construido con sus propias manos por inmigrantes procedentes de varias partes de España, extremeños, andaluces, etc., que para que no les tiren sus construcciones debían tener techo (eso fijaba la ley en ese momento), de hecho el principio del film relata como de duros fueron esos comienzos ya que los grises les visitaban todas las mañanas y si no había techo lo tiraban, con lo que toda esta gente lo que decide es ir haciendo una vivienda al día con techo para mantenerlas vivas, y así fueron haciendo el barrio. Cine social y reivindicativo, y en el que en muchos momentos se habla en catalán.
El film aborda el tema desde la honestidad pero no buscando la lágrima fácil, y con el paso de los años va desgranando una serie de problemas que esta población va sufriendo, ya que están aislados por la distancia de la gran urbe que es Barcelona, y allí no llegan ni el transporte público ni muchas de las cosas necesarias para poder vivir en unas condiciones dignas, a lo que se añade la difícil orografía en la que está ubicada la barriada, con cuestas y calles estrechas. Ahí es donde el gran protagonista de la cinta emerge, Manuel Vital, al que da vida Eduard Fernández, que tiene una hija Joana (cuya madre falleció antes de su llegada a la zona y a la que da vida Zoe Bonafonte) y que se une una vez allí a Carmen (Clara Segura) que era monja, pero deja sus hábitos para hacer su verdadera vocación de maestra de escuela. Manuel es conductor de la línea 47 del autobús urbano de Barcelona, y en su lucha por llevar el transporte a su barrio consigue llegar hasta la administración, hablar con el consejero de transportes del ayuntamiento, después de soportar una burocracia demencial (esto sigue sucediendo a día de hoy) y hacer ver a los que mandan que su persistencia en que allí no podía subir el autobús, era una idea equivocada.
Echo de menos una descripción algo más elaborada de los personajes, sobre todo de los secundarios (aunque los actores los defienden bien) y una recreación de la época menos rígida por así decirlo. Pero sin duda, la película deja de fondo un poso de esperanza, eso es innegable, ya que ese plan que Manuel lleva a cabo, salirse de la ruta y subir por su cuenta y riesgo a Torre Baró para demostrar que se podía llegar con el autobús, fue algo que rompió moldes, a él le costó ser detenido, una sanción, pero consiguió ser devuelto a su puesto de trabajo. Como se cuenta al final de film, cuando Pascual Maragall fue elegido alcalde de Barcelona, visitó a Manuel y Carmen a finales de los años 80, ya que su ejemplo fue crucial para que esa parte de la ciudad estuviera unida a la urbe. El grito desesperado en forma de canción del final, por parte de Joana, refleja mucho de la desesperación que esta gente sentía en sus carnes.
Os dejo con el tráiler del film.
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