Como decía días atrás, en 1980 Stanley Kubrick dirige El resplandor, un film con el que esperaba romper la taquilla después del fracaso en ese sentido de Barry Lyndon (1975) (aunque luego lo remendara el mercado casero). Este film estaba basado en la novela de un joven escritor que tenía sus mismas iniciales curiosamente, y que respondía al nombre de Stephen King, del que no había leído nada pero había visto el film Carrie (1976), dirigida por Brian de Palma, basada en otra novela suya. Kubrick entonces echó mano de la escritora Diane Johnson, y él mismo escribió el guión dejando fuera a King, quien siempre manifestó su rechazo a la película, de hecho decía que Stanley no entendía las reglas del género del terror. Curiosamente años después King recuperó los derechos de la novela para producir y escribir una adaptación televisiva, enormemente fiel al libro, dirigida por Mick Garris y con Rebecca de Mornay en su reparto, y que no resiste comparación con el original. Sea como fuere, El Resplandor ha pasado a la historia del cine como una de las adaptaciones que mejoran con creces el material original.
La historia nos cuenta como Jack Torrance (Jack Nicholson) se traslada con su mujer Wendy (Shelley Duvall) y su hijo de siete años Danny (Danny Lloyd) al impresionante Hotel Overlook en Colorado, para encargarse del mantenimiento de las instalaciones durante la temporada invernal, época en la que permanece cerrado y aislado por la nieve. Buscan paz y sosiego para que Jack escriba una novela. Pero, poco después de llegar al hotel, Jack empieza a padecer inquietantes trastornos de personalidad y se suceden extraños y espeluznantes fenómenos paranormales.
En una escena mítica Jack va al salón donde hay un bar, el camarero Lloyd (Joe Turkel) que ya le conoce de una visita anterior le sirve su bourbon, pero no le deja pagar alegando órdenes de la casa... y se produce ese feeling entre camarero y cliente, ese extraño feeling.
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