domingo, 29 de septiembre de 2019

Ad Astra (2019)


James Gray dirige esta odisea espacial llamada Ad Astra y que tiene a Brad Pitt como absoluto protagonista principal. Pitt da vida a Roy McBride, un astronauta que recibe una misión muy difícil y particular, la de localizar a su padre en los confines remotos del sistema solar, allá por Neptuno, quien lleva varias décadas desaparecido, pero del que tienen sospechas de que está detrás de una amenaza que podría acabar con la destrucción de la Tierra. Su padre, Clifford McBride, al que interpreta Tommy Lee Jones, es un héroe para todos los astronautas, un descubridor del espacio, un auténtico referente, pero cuya vida personal no cuidó o no se interesó de cuidar. Hay muchas escenas del espacio cuidadas especialmente y eso se agradece, pero siendo esa la temática, a día de hoy, ya se da por hecho.


Pero ese viaje que Roy hace, en un principio tiene a Thomas Pruitt (Donald Sutherland), un compañero de juventud de su padre, como compañero de viaje y asesor, aunque también con la labor de la empresa (la Nasa no se cita, tiene otro nombre) de vigilar a Roy, cuyas cualidades son extraordinarias. El viaje va primero a la Luna, donde hay una ciudad montada literalmente (se supone que estamos hablando dentro de muchos años), y donde sufren un ataque sobre ruedas que elimina a todos sus acompañantes, de ahí a Marte, donde será obligado por la empresa a mandar mensajes a su padre, sin recibir respuesta.
Pero es a partir de ahí, cuando Roy decide ir por libre, y se montará en una nave que le lleva al Proyecto Lima ubicado cerca de Neptuno, última posición referida de Clifford.


Pero Roy sufre un trauma interno, y es que la desaparición de su padre le ha dejado una huella mucho más profunda de lo que en un principio pudiera parecer. Esto es algo que al principio se lleva con soltura y naturalidad, primero con la idea clara de que su padre ya no está vivo, pero según va transcurriendo la cinta y los indicios de que su progenitor sigue vivo se acrecentan, y no tarda en quedarse varado en el plano emocional.
Todo esto está empaquetado de maravilla visualmente, es indudable, pero la cinta no busca la aventura exterior, sino la odisea interior del protagonista y es ahí donde el film se acaba resintiendo, teniendo un final, que de tanto esperarlo te decepciona porque está mal acabado y se vuelve una y otra vez sobre el mismo trauma sin resolver ni aportar nada nuevo. Brad Pitt está excelente, pero el director no le ha sabido sacar más partido a su personaje.


Os dejo con el tráiler del film.

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