Como he dicho en varias ocasiones, George Lucas dirigió su segundo film American Graffiti en 1973, después del estrepitoso fracaso de THX 1138, que incluso llegó a hundir a la American Zoetrope. Recomendado por su amigo Francis Ford Coppola, Lucas rodó una historia menos fría que la del debut, algo más humana y cálida, más cercano a la realidad y no tan oscuro. La historia se desarrolla en Modesto (California) en la última noche del verano de 1962, donde los adolescentes de ese pueblo quieren divertirse antes de afrontar sus responsabilidades de adultos, la universidad, etc., es entonces cuando todos salen esa noche para bailar, beber, ligar, pasearse en coche, ir a la bolera, bailar un rato... una radiografía perfecta de ese momento en que las hormonas adolescentes explotan.
La banda sonora elegida por Lucas es una pasada, son 41 temas (doble cd) de onda cincuentera y sesentera de un nivel imbatible.
Y por otro lado el The Great Pretender de The Platters de 1955.
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