lunes, 9 de marzo de 2020

Ha fallecido Max Von Sydow.


El actor sueco mítico Max Carl Adolf Von Sydow ha fallecido ayer en su casa de París, Francia, dónde vivía hace décadas desde que se casó con Catherine Brelet, a los 90 años de edad. Fue nominado durante su carrera dos veces al Óscar, por Pelle el Conquistador (1987) y por Tan fuerte, tan cerca (2011), pero sus muchos trabajos con su compatriota Ingmar Bergman le dieron mucho reconocimiento, además de actuar también a las órdenes de John Houston, Steven Spielberg, Woddy Allen, David Lynch, Martin Scorsese o Sydney Pollack, entre otros. Hizo de todo, de Jesucristo, del demonio, jugó al ajedrez con la muerte, luchó contra Lucifer con agua bendita, fue el cuervo de tres ojos, Strindberg, el villano Blofeld, el papa Clemente VII, Eugene O'Neill, el Emperador Ming, incluso fue el Abuelo de Heidi.
Nacido en Lund, Escania (Suecia), en el seno de una familia aristocrática, su padre Carl Wilhelm fue profesor de la Universidad de Lund, además de etnólogo y experto en folklore y su madre Friherrinna (baronesa) Greta Rappe, fue maestra de escuela. Asistió al colegio católico de Lund y se habituó a hablar en alemán e inglés desde los nueve años, y fue allí en el colegio junto a algunos compañeros, donde fundó una compañía de teatro amateur y empezó a subirse al escenario, esa era su gran pasión, según él mismo dijo "el teatro es donde los actores trabajaban juntos con todo el personal y el director y la experiencia es más intensa". Después de cumplir el servicio militar, asistió al Teatro de Arte Dramático ("Dramaten") de Estocolmo, donde estudió interpretación desde 1948 a 1951 con otros ilustres actores suecos como Lars Ekborg, Margaretha Krook e Infrid Thulin. Esa fue la época en la que debutó en pantalla grande con el director Alf Sjöberg en 1949.


Se trasladó a Malmö en 1955 y allí conoció a quien sería su mentor Ingmar Bergman. Su primer trabajo juntos fue una representación en el Teatro municipal de Malmö con el montaje de La gata sobre el tejado de zinc de Tennessee Williams. Luego hace películas con él como El séptimo sello (1957), Fresas salvajes (1957) y El manantial de la doncella (1960). Fue en sus películas con Bergman donde perfeccionó su estilo. Muchos años estuvo remiso a los cantos de sirena de Hollywood y seguía haciendo cine en su país, pero en 1965 interpretó a Jesús en la producción de George Stevens La historia más grande jamás contada, papel que le catapultó directamente al estrellato en Hollywood y tuvo que mudar su residencia junto a su mujer la actriz Kerstin Olin y sus hijos a Los Ángeles. A partir de ahí compaginó sus papeles en la meca del cine con películas de su viejo amigo Bergman, hasta que en 1973 interpretó uno de sus personajes más conocidos, el del padre Merrin en El Exorcista, que le valdría una nominación a los Globos de Oro. Por su porte y su voz encarnó al villano de turno en superproducciones, incluso riéndose un poco de ellos como emperador Ming en Flash Gordon (1980) o como Blofeld en la bondiana Nunca digas nunca jamás (1983).
Fue un asesino en Los Tres días del Cóndor (1975), un artista atormentado en Hannah y sus hermanas (1986) de Woody Allen además de hacer películas como Hawái (1966), Conan el bárbaro (1982), Dune (1984), Despertares (1990), La tienda de Stephen King (1993), Mientras nieva sobre los cerdos (1999), Minority Report (2002), Shutter Island (2010) o Robin Hood (2010), toda una variedad que nos demuestra su enorme capacidad y que él era puro cine. Apareció en Star Wars, Episodio VII y en Juego de Tronos en 2015, ya muy mayor. Su última aparición en el cine fue Kursk (2018), de Thomas Vitenberg (de la que hablé aquí), en la que encarnaba a un almirante de la armada rusa.


Hoy le quiero recordar con dos escenas, un pequeño homenaje a este grande.

Primero la escena de la película Los Tres Días del Condor de 1975 dirigida por Sydney Pollack, donde es Joubert, un asesino que manda ejecutar a toda la plantilla de compañeros de la CIA que trabajan con Turner (Robert Redford) que se salva de chiripa.





Y en segundo lugar en la película El séptimo sello de 1957 dirigida por Ingmar Bergman la escena en la que Antonius Blovk se encuentra con la muerte después de su vuelta de Las Cruzadas en pleno S. XIV (cuando la Peste Negra asolaba Europa), con quien juega una partida de ajedrez.

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