Como he dicho alguna vez, James Cameron hace el guión (junto a Gale Anne Hurd) y dirige The Terminator en 1984, un film donde el eje principal es el conflicto entre la humanidad y la tecnología que en un futuro acabará dominando el mundo. El cineasta, rodea el núcleo de la película con dos factores que serán constantes casi siempre en su filmografía, es decir, una protagonista de fuerte carácter y una sub-trama amorosa de gran incidencia en el transcurso del relato. En esa fortaleza de los personajes de Sarah Connor (Linda Hamilton) y Kyle Reese (Michael Biehn) se basa y sustenta la grandeza de la producción y todo lo que su relación provocará dentro de la historia de la mitología del universo Terminator.
Es el año 2029 y las máquinas dominan el mundo mientras los rebeldes luchan contra ellas con un líder que es John Connor, un hombre nacido en los años 80. Para acabar con dicha rebelión las máquinas deciden enviar al pasado a un robot (Terminator) interpretado por Arnold Schwarzenegger, cuya misión será eliminar a Sarah Connor, la madre de John, y así impedir su nacimiento. Pero en el comienzo de su misión tira de listín telefónico y mata a otras dos Sarahs Connor, antes de ir a por nuestra protagonista, matando a todo aquel o aquella que se pone en su camino, incluidos policías y departamentos enteros.
En otra escena mítica el Terminator anda detrás de Sarah y Kyle la lleva en el coche para salvarla, en el garaje y después de haber recibido balazos de la máquina, Kyle le explica que clase de bicho trata de matarla, y cuya apariencia es humana, pero no sólo en la piel, sino hasta en el aliento, y cuyo objetivo es eliminarla.
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