martes, 28 de junio de 2022

Bandas sonoras míticas del cine (CX)


Giuseppe Tornatore, el autor entre otras de Cinema Paradiso, regresaba después de 5 años y lo hacía con una película pensada y calculada, y con un reparto de actores realmente excelente. Mención aparte merece Geoffrey Rush, un actor de esos que con el paso de los años ha adquirido un poso y una elegancia y profundidad en sus interpretaciones, que le hace estar entre lo mejor del cine. Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es un hombre solitario, excéntrico, sibarita, y hasta algo misógino, experto en arte y agente de subastas, muy apreciado y estimado en todo el mundo del arte. Su vida transcurre sin mujeres, alejado de cualquier sentimiento afectivo, hasta que conoce a una misteriosa y hermosa joven Claire (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres en una villa medio abandonada. La aparición de esa joven, que sufre una extraña enfermedad psicológica, hará que el hermetismo de Virgil desaparezca y hará que su vida se transforme para siempre.
Una falsificación tiene siempre algo verdadero en sí misma. Esta frase se convierte en el leit motiv de la película, y la define perfectamente. Pero antes del desenlace final, asistimos a una canónica historia de amores de ultratumba, ya que el protagonista se enamora de una mujer sin rostro emparedada en vida, a la que él consigue ver, esa parte del film, es simplemente gloriosa, dónde voces, necrofilia, irrealidad, autómatas y hasta una enana-sibila es clave en el giro argumental que sigue después.
La música, como no podía ser de otra forma, corre a cargo de Ennio Morricone, fantástica.


Os dejo con el tema Volti e fantasmi.

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