En 1990 Francis Ford Coppola dirige la tercera parte de El Padrino, una película muy buena, sino fuera porque las dos primeras partes son obras maestras, pero claro la comparativa sería demasiado cruel. Aquí Michael Corleone (Al Pacino), heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado, tiene problemas de salud (diabetes que le dan bajadas de azúcar) y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny (Santino que interpretaba James Caan), será el elegido.
En una escena memorable, de las muchas que tiene, Michael llama a Vincent para que empiece a hacer cosas por él, y así empezar a allanar el camino para ser el próximo Padrino. Su misión será embaucar a Don Altobello (Eli Wallach), hacerle creer que traicionará a Michael, y así atraer su confianza. Michael le dice una cosa clave a Vincent, "le dirá que me traiciones para probarte... oféndete porque esa será su trampa". Es entonces, en medio de esa conversación, cuando llega Don Licio Lucchesi (Enzo Robutti) y le dice a Vincent: "Don Altobello me ha dicho que tienes un carácter estupendo, fuerte, te haces respetar..." "Me gustaría ser tu amigo, incluso el más fuerte necesita amigos..."
Disfrutad de esta maravillosa escena.
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