viernes, 10 de febrero de 2017

La La Land (2016)

Cartel del film

No soy yo precisamente un fan de los musicales ni mucho menos, recuerdo en su día las alabanzas continuas a Moulin Rouge o a Chicago, y sinceramente no me interesaban, de hecho no llegué ni a verlas en cine. Pero con La La Land (La ciudad de las estrellas) pasaba algo que me animaba ciegamente a verla, y primero era el dúo de actores protagonista, al que considero estupendos, y que desde luego están soberbios como tanto se decía, pero es que en segundo lugar la película no es sólo un musical al uso, tiene su base clásica que se refleja en cosas de West Side Story o de Singing in the rain, pero es actual y todo está expuesto en su justa medida. Ni hay bailes de más, ni la historia de amor se hace empalagosa porque también se pelean, etc...


Según parece arrasará en los Oscars (ya lo ha hecho en los Globos de Oro con 7 galardones), y tenía que verla para saber el porqué, y ahora ya lo sé. Pues ese era mi miedo inicial, que tanta pompa y tanta buena crítica hicieran un efecto en sentido contrario, y que la película no llegara a las expectativas creadas, pero después de un inicio que no acababa de arrancar, es de esas películas que te van engatusando poco a poco hasta llevarte al huerto, por lo menos en mi caso.
Ante todo hablamos de una película romántica y de soñadores, y los soñadores por norma general suelen ser perdedores, pero en este caso la historia de amor que surge entre los protagonistas está tan bien hilada, tan bien fotografiada y expuesta, que hace que el público se vea involucrado en la misma.


Mia (Emma Stone), es una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera en una cafetería de Hollywood, mientras acude a castings donde continuamente es rechazada , y Sebastian (Ryan Gosling) es un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios. Después de varios cruces curiosos, primero en un atasco, luego en una fiesta y finalmente en un club donde él toca, acaban por enamorarse. Pero como toda historia de soñadores, su ambición se centra en triunfar en sus respectivas carreras, y primero lo consigue él, y luego irá ella, algo que amenazará con separaralos.


Pero creo que el director Damien Chazelle ha acertado en una cosa, y es en dejar de lado ciertas cosas intrascendentes en el film para darle protagonismo exclusivo a la pareja, que por otro lado despachan una química entre ambos brutal. La amplitud de registros que está demostrando Ryan Gosling es impresionante, y Emma Stone con esos ojazos y esa expresividad se come la pantalla (y ojo que hay actrices que son mucho más guapas, o espectaculares). Así, el director consigue que amemos a la pareja, que no se abandone el musical, pero además lo adereza con una parte de amor al jazz, que le queda al film, por lo menos bajo mi punto de vista, brutal, amor a una música antigua que se regenera y que se sigue tocando en garitos pequeños, donde ganarse el jornal cuesta y mucho.


Cuando me refiero a cosas intrascendentes, digo que cuando la pantalla la ocupan personajes muy secundarios que se ponen a bailar, para mi el film pierde todo el interés, pero si eso se hace aquí al principio, con un baile de inicio, y al final con otro de cierre, me parece perfecto. 
Hay que admitir que el tema coreografías está espléndido, y que los números musicales son una auténtica delicia, aunque domine la melancolía sobre todo en el tema que toca Gosling al piano. 
Por último, en este film hay muchas lecciones de vida para quien quiera leerlas, y una de ellas es que quien persigue un sueño y se esfuerza, persevera y es cabezota, suele conseguirlo, eso si, algo te tienes que dejar por el camino.
Me quedo con varias escenas de este film, y eso que el final es agridulce, cosa que todavía me gusta más, no es el típico cuento de hadas.


Os dejo con el tráiler del film.


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