Damien Chazelle dirige Babylon, un film en el que hace un repaso a la industria del cine y el poder de este para generar sueños, ambientada en los años 20 en Los Ángeles, en los albores de Hollywood, donde se ven historias de ambición, excesos y caída de múltiples personajes dentro de una época de desenfrenada decadencia. Es curioso ver como hay similitudes con el último film de Quentin Tarantino, Érase una vez... en Hollywood, en aquella película que era nostálgica y realista a la vez, y que venía a decirnos que el cine ya no es lo que era.
Babylon es un proyecto evidentemente ambicioso, pero desde mi punto de vista tiene dos cosas que le hacen no ser esa gran película, primero la excesiva duración, tres horas y nueve minutos, que se podrían haber dejado en dos horas y media y no hubiera pasado nada, y por otro lado el no definir un claro protagonista, realmente Manuel "Manny" Torres (Diego Calva) es el tapado durante mucha parte de la cinta y acaba siendo su historia la conductora del film sin querer, además de sus similitudes con otro film.
El director empieza el film como si fuera una precuela de La La Land, su anterior película, pero esas similitudes de las que antes hablaba con el último film de Tarantino, no solo están en la elección de Margot Robbie y Brad Pitt, si no que la propia Nellye LaRoy (Margot Robbie) visita el cine para ver su propia película como hacía en la otra interpretando a Sharon Tate o el Jack Conrad (Brad Pitt) paseando en coche por L.A., incluso metiéndose él mismo en el papel de Rick Dalton, son cosas demasiado evidentes. En muchos momentos la cinta tiene alternancia de momentos muy enérgicos con otros pausados, que le generan un ritmo irregular. Aunque el tema del cambio del cine mudo al sonoro será un tema candente e interesante que afecta a varios de los protagonistas, sobre todo a un Jack Conrad que no acaba de adaptarse.
En el plano actoral, los ya mencionados Diego Calva, Margot Robbie o Brad Pitt (su vena cómica sigue siendo excelente) están perfectos, pero me gustaría destacar a un Tobey Maguire realmente portentoso que aparece ya muy avanzado el film, en el papel de James McKay un mafioso excéntrico al que LaRoy debe dinero por sus apuestas y al que acude Manny para intentar arreglar el asunto económico. Da auténtico pavor este personaje.
En definitiva una película que tuve que ver en dos partes, se me hacía demasiado larga sin algo que me enganchara de verdad y que disfruté por momentos, sin dejarme loco ni mucho menos.
Os dejo con el tráiler del film.
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