La historia comienza en el film en los inicios del romance entre Kuklinski y Deborah (dulce pero a la vez frágil) mostrándonos a un tipo alto, de complexión fuerte, enorme y de rasgos faciales duros, pero en cuya vida personal se desvive por la mujer que ama y la familia que crea. Es algo realmente increíble que entre los guionistas, el director y Michael Shannon consigan humanizar, todo lo que era posible, a uno de los personajes más peligrosos de la historia reciente de EEUU. Hablamos de un tipo de una sangre fría alucinante, y de la que se sirve para liquidar a sus víctimas sin el más mínimo escrúpulo. Lo verdaderamente increíble de la vida de este ser, es que mantenía una idílica imagen de familia perfecta, protegiendo a su esposa e hijas en una jaula de oro, con las máximas comodidades materiales y mintiendo descaradamente sobre el origen real de su fortuna. Como todo film basado en hechos reales se permite licencias, y en la cinta Richard tiene dos hijas, cuando realmente también tuvo un hijo que no sale en ningún momento.
Pero si algo me ha gustado y mucho de esta película, es el extraordinario retrato de todos los personajes que van saliendo en la historia, hasta los secundarios. El elenco es desde luego maravilloso, Ray Liotta encarna a Roy DeMeo, el mafioso asociado con los Gambino, y con el cual Richard tenía una deuda, que pagó aunque acabó trabajando para él. Liotta borda un personaje que no es difícil para él, si has hecho una película como Uno de los nuestros. Winona Ryder resucita en esta película (ya en Cisne negro volvió con ganas). También tenemos a David Schwimmer (el popular Ross Geller de la serie Friends) que da vida a Josh Rosenthal, amigo personal de Roy DeMeo y que trabaja para él, aunque a medida que avanza la historia empieza a provocarle más de un problema que acabará por tener que resolver el propio Roy en persona, está gracioso con el bigote y la coleta. Pero el actor que realmente me ha impactado ha sido el gran Chris Evans (El capitán América) al que no identifiqué hasta que se corta el pelo casi al final de la cinta, irreconocible con el pelo largo y bigote interpreta a Robert Pronge, quizás el personaje más sórdido junto al del protagonista principal, que era apodado Mr. Softee y que conducía un camión frigorífico. Este tipo enseñó a Kuklinski los diferentes métodos de utilización del cianuro para matar a las víctimas, le proporcionó la idea de congelar los cuerpos para eliminar rastros y también le enseñó a manejar granadas de mano detonables a control remoto (esto último dicho por Richard en la entrevista, no sale en el film).
No vamos a engañarnos, no se trata de un film que tenga la maestría en la dirección de un Coppola o un Scorsesse, ni mucho menos, ni la profundidad de obras maestras que tienen a la mafia como tema principal, pero si me parece que está acertado en una cosa que últimamente suele ser un pecado común en todos los estrenos, y es su duración que no llega a hora y tres cuartos, y en ese tiempo da tranquilamente para explicar las andanzas de este asesino peligrosísimo y que estuvo campando a sus anchas la friolera de casi 30 años. A finales de diciembre de 1986, la policía le tendió una emboscada a través de un agente infiltrado y consiguió detener a Kuklinski, que fue condenado a dos cadenas perpetuas, muriendo en la cárcel de Trenton, New Jersey, en 2006 de manera natural.
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