Christopher Nolan dirige Dunkerque, basada en los hechos que ocurrieron entre mayo y junio de 1940, en esa localidad francesa, dentro de La Segunda Guerra Mundial. La Alemania Nazi había invadido Francia y antes Holanda y Bélgica, echando al ejército británico y francés hasta Dunkerque. Allí tuvo lugar uno de los episodios más difíciles de la historia de la Guerra, al tratar de evacuar a esa gran cantidad de soldados, que se encontraban allí acorralados y en una ratonera. Pero claro, ésto podría ser una película bélica sin más si no tuviera de director a Nolan, que además de hacerlo a su manera, por tierra, mar y aire (en tres historias paralelas), lo hace manteniendo el suspense y sin dejar de mostrar el horror, acompañado además por una acertadísima, como casi siempre, banda sonora de Hans Zimmer.
Mucha gente para embarcar y pocos barcos, mientras los alemanes siguen atacando, hundiendo barcos, y matando soldados, de todas las formas posibles, o bien atacando con la aviación, y con artillería o lanzando torpedos que hunden los barcos. Toda esa odisea está retratada de manera sublime por Christopher Nolan, que consigue tenerte enganchado los 106 minutos de proyección, y que sientas el terror de aquella gente que está continuamente con el aviso de la muerte a las puertas. Hay muchos héroes en todo el proceso, y esa transmisión de la humanidad de muchos de esos soldados británicos y franceses está perfectamente conseguida. Al final no hablamos de una batalla solo, sino de una evacuación dentro de una batalla, lo que se llamó la Operación Dinamo.
Pero disociar la narración en bloques, es algo intrínseco a la manera de hacer cine de Nolan, que además hace que pienses, siempre que veo una película de este este director me hace pensar y eso es algo por lo que siempre le estaré agradecido. Aquí esos tres bloques los marcan los tres frentes de ataque, tierra, mar y aire, y desde luego que el aire tiene un peso muy importante, ya que los aviones ingleses, los míticos spitfire, se las tienen que ver con los stukas alemanes, y desde luego que no pueden ser más realistas las imágenes de las batallas aéreas, y el mérito de aquellos pilotos era descomunal. Luego estuvo la ayuda de embarcaciones civiles, algo que el mismo Wiston Churchill calificó de milagro. Es importante recordar, que Estados Unidos aún no había entrado en conflicto.
La sensación de opresión y encerrona domina el film, todos los soldados sin salida más que el mar, y los alemanes hundiendo sus barcos y rematándolos en la playa. Y allí abajo, todos los soldados intentan resguardarse y esperar, pero en medio de todo eso funciona la solidaridad, y como no, el sálvese quien pueda, se ven rostros abatidos, bajos de moral, gente cuya cordura emocional está ya rota para siempre por lo vivido.
En ese aspecto, uno de los protagonistas del film, un joven oficial británico, sufre desde el inicio la persecución de la muerte, desde la primera escena, y todos sus intentos de huída, los irá salvando con el resultado de regresar a Dunkerque, salva la vida una y otra vez, pero vuelve atrás.
En ese aspecto, uno de los protagonistas del film, un joven oficial británico, sufre desde el inicio la persecución de la muerte, desde la primera escena, y todos sus intentos de huída, los irá salvando con el resultado de regresar a Dunkerque, salva la vida una y otra vez, pero vuelve atrás.
La tirada de actores es larga y una mezcla de curtidos y veteranos, con nuevas figuras británicas que están despuntando. Así a Kenneth Branagh o Mark Rylance, a los que un Tom Hardy o Cillian Murphy dan la transición por edad a los jóvenes Harry Styles, Fionn Whitehead o Jack Lowden, todos en magníficas interpretaciones en tono coral ya que la película trata el tema como un todo, del que se desprenden historias particulares.
Incluso la heroicidad de algunos como Farrier (Tom Hardy), piloto aéreo, tiene como final ser apresado por el bando enemigo.
En resumen un film antológico, que disfruté mucho en mi butaca, y que consigue tenerte en vilo todo el metraje a base de buen cine.
Desde el punto de vista técnico, la utilización de cámaras IMAX y de barcos y aviones reales, es de agradecer, porque el producto final es brutal, ese sonido real de los aviones es impagable. El jaleo de los soldados a las pequeñas embarcaciones que acudieron en su ayuda, los que se quedaron varados en la playa, todo un cuadro dantesco, dibujado de manera soberbia por este magnífico director.
Os dejo con el tráiler de esta maravilla de película que desprende mucha verdad.
Ayer la vi y estoy muy de acuerdo contigo. Una película excelente, con poco diálogo y mínimo argumento, mandando la imagen, el sonido y la música en su apabullante recreación de la violencia bélica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gonzalo Aróstegui Lasarte: Tremendo film amigo. Quizás y por poner algún pero, el director ensalza mucho la labor británica y deja a los franceses en segundo plano, pero lo demás excelente.
EliminarAbrazos.
El llamamiento heroico que se hace en el último minuto de la película sí que lo veo fuera de lugar, pero lo de los británicos creo que es una simple elección, la historia que se cuenta, nada más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gonzalo Aróstegui Lasarte: Yo me refería a que a los franceses casi ni se les saca, en toda la situación, y su labor fue importante. Pero vaya, son peros de poca monta.
EliminarAbrazos.