lunes, 29 de mayo de 2017

Escenas míticas del cine (LIII)


Es curioso como después de ver una película en su día en el cine, y salir extasiado, vuelves a verla de nuevo y sigue habiendo matices o detalles que se te habían escapado, y que una vez ya sabido el argumento te centras y estás más hábil para darte cuenta de ellos. Ese es el caso de Whiplash, un film soberbio dirigido por Damien Chazelle donde un joven y ambicioso batería llamado Andrew Neiman, interpretado por un gran Miles Teller, quiere triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este. Allí se encuentra con Terence Fletcher a quien da vida un inmenso J.K. Simmons, un profesor exigente al máximo con sus alumnos, de mucho talento, pero con métodos algo sobrepasados. Pronto, todo adquiere una elevada intensidad, ya que el tremendo esfuerzo del protagonista y su empeño exagerado para poder estar a la altura que exige el maestro, sobrepasa límites incalculables, y así en cada ensayo deja al espectador tan exhausto como al protagonista. 
En una escena impagable, el profesor aparece en la sala y pide que la banda de jazz interprete Whiplash, hay dos baterías que se disputan el puesto, pero Andrew está de titular ese día, y empiezan a tocar, aunque al poco Terence le empieza a decir al chaval que se adelanta o retrasa y no va a su tempo, le manda repetir una y otra vez, hasta que le hace llorar, y es muy bueno el detalle del otro batería que pone la oreja (en un acto de tremenda rivalidad) para saber si su compañero lo hace bien o no. La violencia de la escena es sobrecogedora.


Os dejo con la mítica escena.

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