domingo, 29 de marzo de 2015

The Paradine Case (1947)

Cartel del film
Una de las obras menores de Alfred Hitchcock (ya les gustaría a muchos directores que sus obras mayores fueran la mitad de buenas que ésta) costó tanto como "Lo que el viento se llevó" (Gone With the Wind, Victor Fleming, 1939), film con el que comparte el mismo productor, el mítico David O. Selznick. Dicho coste, fue debido a los continuos retrasos de rodaje y las miles y miles de tomas que se hacían. Productor y director estaban enfrentados por el resultado final del film, y afortunadamente, esta película fue la última colaboración de ambos.
El Proceso Paradine, es seguramente una de las películas más maltratadas injustamente en la filmografía de Hitchcock. Es indudable que se trata de una obra menor comparada con otras, y el hecho de encontrarse entre joyas como Encadenados o La Soga no hace más que perjudicarla. Pero, aún sin ser de sus mejores trabajos, es un film muy estimable y con bastantes puntos de interés.

Escena juicio

Hitchcock, cada vez más desilusionado con el proyecto, se centró sobre todo en los aspectos más interesantes de dirección, para mantener el interés y olvidó a los actores mientras Selznick le presionaba continuamente por retrasarse. El montaje inicial era de unas tres horas. Selznick tuvo que recortar hasta suprimir una hora. Pero, pese a que ninguno de los implicados quedó muy satisfecho con el resultado final y pese al fracaso de taquilla que fue en su época, El Proceso Paradine, no es ni mucho menos una mala película.

Ann Todd & Charles Laughton

La hermosa señora Paradine (Alida Valli) es acusada de haber asesinado a su marido anciano y ciego. De su defensa se encarga el abogado Anthony Keane (Gregory Peck) que, aunque está casado con una atractiva mujer Gay Keane (Ann Todd), se enamora perdidamente de su cliente y se deja convencer de su inocencia, hasta tal punto que se juega su carrera de abogado por ella.
Quizás se le podría achacar que el proceso de enamoramiento y fascinación por parte de Keane no está del todo bien resuelto, sobre todo en lo que se refiere a la relación con su mujer. Así como la postura de ella es bien clara y además muy sugestiva (quiere que gane el caso porque teme que si lo pierde y matan a la señora Paradine, Anthony la recordará siempre de forma idealizada, así que prefiere que siga viva y puedan competir en igualdad de condiciones), la de él nunca nos queda clara del todo. Sabemos que está enamorado de ella, pero nunca hasta qué punto quiere llegar con ese sentimiento más allá del juicio.

     Alida Valli & Gregory Peck


A cambio, el guión se centra por completo en las consecuencias que tiene esto en él y aquí radica el mayor conato de interés del film, en ver hasta qué punto ese respetable abogado acabará hundiéndose por salvar a la mujer que ama. Al preparar la defensa, Keane barajará las posibilidades de que el Señor Paradine o bien se suicidó o bien fue asesinado por su fiel ayudante de cámara, Andre Latour (Louis Jourdan). Son las únicas alternativas que existen para desmentir que la señora Paradine fue la culpable, y sin embargo ella niega tajantemente cualquiera de esas dos hipótesis por lo que, en otras palabras, está casi confesando su culpabilidad y sin embargo Keane seguirá empeñado en creer en su inocencia.

Gregory Peck & Ann Todd

Esta obsesión le llevará al extremo de convertirse en el juicio, no en el abogado defensor de la señora Paradine, sino en el fiscal de Latour (a quien además el abogado odia profundamente porque éste a su vez dice aborrecer a su adorada señora Keane). Lo peor de todo es que Keane no utiliza a Latour de chivo expiatorio, sino que en su ceguera realmente cree que él es el culpable pese a que para nosotros resulta casi evidente que es ella. Todo estallará cuando Lautor se suicida.
En cuanto a los actores Alida Valli, una de las mejores actrices del cine italiano, y de la cinematografía mundial, con una fascinante belleza que desde luego le venía de perlas a un personaje tan misterioso y cubierto de sombras como el de la Sra. Paradine se sale, y está espléndida. Gregory Peck (que estaba empezando) y fue impuesto por Selznick cumple sin más. Mientras Louis Jordan me resulta completamente inexpresivo. Ann Todd está excesivamente fría, siendo elección de Alfred curiosamente. Charles Laughton & Ehtel Barrymore es un matrimonio cuyas incursiones en el film afectan a su ritmo.



El Caso Paradine, es ante todo una película de dirección y de puesta en escena, ambas brutales, mientras que adolece de un casting de altura, y quizás fallos de guión. El asesinato en sí, no queda muy claro, hay cierta confusión en las declaraciones de los interrogados a la hora de determinar un encuentro casual en un pasillo. Tampoco el proceso de enamoramiento del abogado defensor está explicado con convicción. El resto es un prodigio.

Película denostada durante su estreno en taquilla, se fue revalorizando con el tiempo.

Os dejo con esta gran película.

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