martes, 6 de abril de 2021

At Eternity's Gate (2018)

Julian Schnabel dirige este biopic sobre la figura del pintor holandés Vincent Van Gogh, realizado en 2018. Como todo el mundo sabe, o debería saber, ya se hizo una primera película acerca de este enorme pintor al que daba vida Kirk Douglas (El loco del pelo rojo, 1956) y por el que el actor fue nominado al Oscar, y que tenía como compañero de reparto a Anthony Quinn (al que si dieron el Óscar como mejor actor de reparto) en el papel de Paul Gaughin, el que fue su mejor amigo. En esta revisión de la figura del artista es Willem Dafoe quien se encarga del papel de Vincent Van Gogh, es una actuación realmente importante, mientras que Oscar Isaac da vida a Paul Gaughin.
El enfoque del film es evidentemente muy distinto al de aquella primera película, ya que este director es pintor y quizás por eso, su enfoque es más técnico y se centra en su proceso creativo y en cierta manera en sus problemas mentales que le influían a la hora de pintar, aunque aporta poco nuevo que no se sepa de su biografía.


Schnabel está irregular, pero se esfuerza y hace un trabajo encomiable, de hecho su director de fotografía Benoît Delhomme está soberbio, ya que consigue un tratamiento plástico con un uso de la luz, el color y las texturas maravilloso, así la experiencia audiovisual plasma mejor en pantalla los detalles y muy particulares peculiaridades de su autor, como dibujaba con el lienzo. Pero todo esto se mezcla con una narrativa muy errática, que provoca falta de ritmo y en momentos bastante desesperante, lo que hace fracasar al conjunto por desgracia.


Las escenas digamos psicodélicas en las que Van Gogh divaga, son difíciles de digerir, con textos repetidos una y otra vez y la música con notas de piano repetitivas. Pero se me antoja que en realidad la película quiere ser más, quiere ser diferente y provocativa, tiene delirios de grandeza y se acaba quedando en una película insulsa. Cortes abruptos, voces en off abrasivas, el excesivo meneo de esa cámara libre que acaba mareando, hacen que este trabajo me deje una sensación rara y desde luego inferior al de aquella obra maestra del 56.

En cuanto al reparto, es lo más solvente de la película. Un Dafoe entregadísimo, que da mucho empaque al verdadero protagonista, me gusta mucho su mirada de ido pero que esconde genialidad, Oscar Isaac perfecto en su Gaughin, un Mads Mikkelsen soberbio en su tremenda escena, o una Emmanuelle Seigner que sigue estando admirable a su edad. Desde luego lo mejor del film es cuando Willem Dafoe da rienda suelta a su talento y va libre, sin ataduras, ahí se ve hasta donde podía haber llegado este film.


Os dejo con el tráiler del film.

No hay comentarios:

Publicar un comentario