Bud Spencer era el nombre artístico del actor italiano Carlo Pedersoli, que falleció ayer en Roma a los 86 años de edad. Hablamos de un ser humano de 2 metros de altura y 140 kilos de peso y que participó en 3 Juegos Olímpicos antes de ingresar en la pantalla de cine.
Nacido en Nápoles en 1929, su familia emigró en 1947 a Sudamérica, lo que le obligó a abandonar la carrera de Química, que había empezado muy temprano para su facilidad para los estudios. Dos años después vuelve a su país, ya que era un gran nadador. En 1950 se convirtió en el primer nadador italiano en bajar del minuto en los 100 metros libres (fue 7 veces campeón nacional de esa distancia) y logró varias medallas en distintos Juegos del mediterráneo. Participó en Helsinki 1952 y Melbourne 1956, formando también parte del equipo de waterpolo de Italia, alcanzando las semifinales, e incluso lo hizo en Roma 1960.
Conoció a Mario Girotti, con el que años después crearía el dúo Bud Spencer & Terence Hill.
Su primera incursión en el cine es de extra en Quo Vadis (1951), y a partir de ahí y sabiendo 6 idiomas trabaja de todo, hasta que hace su primer papel junto a Girotti (Terence Hill) en 1967 en "Dios perdona, yo no". Y a partir de ahí triunfaron, y bien además, les llegó el éxito con "Le llamaban Trinidad" (1970) de Enzo Barboni, dos vaqueros hermanos que prefieren repartir estopa antes que enfundar una pistola. Su relación siempre fue buena, porque Mario era actor y si estudió, y se especializaron en el spaghetti western, donde predomina la comedia y los mamporros. Continuaron con más films como "Seguían llamándole Trinidad" (1972), "Y si no... nos enfadamos" (1974) y así hasta 16 títulos, muchas con rodaje por Almería, hasta mediados de los años 90.
Algunas de sus últimas películas fueron las españolas Hijos del viento (2000) de José Miguel Juárez, Al límite (1997), Thriller de Eduardo Campoy, fan de las películas de Spencer y Hill, periodista que le explicaba a Spencer, lo que significaron esas películas para toda una generación.
Siempre me quedará la mirada escondida en su inmenso rostro y esa sonrisa socarrona que tanto cariño desprendía, la de un tipo que sin ser actor, y con un cuerpo hercúleo de deportista se hizo con un hueco en la pantalla y en los corazones de todos luchando contra la injusticia.
Os dejo con una escena mítica de Par Impar (1978) dirigida por Sergio Corbucci, donde Bud y Terence reparten mandobles a diestro y siniestro haciendo ver que están enfadados entre ellos.
D E P Mr. Tortas , no pensaba que era asi de mayor , y no hace mucho
ResponderEliminarse le vio en Paramount , en Y si nó, nos enfadamos .
Anónimo: Pues ha durado el hombre, un crack.
EliminarSi, se le sigue recordando con cariño.
Saludos.