Matthew Vaughn vuelve a dirigir la secuela de Kingsman: Servicio Secreto (2014) que como dije en su día era un film muy bueno, tremendamente eficaz y de una diversión y ejecución fantásticas, además de incluir la flema británica como hilo conductor del humor, siendo un complemento perfecto a las violentas escenas que allí se veían, y convirtiéndose en una especie de reinvención del Agente 007, con distintas características que provienen del cómic obviamente.
Pero el problema de esta continuación, es que, primero y ante todo le sobra metraje, segundo es que pierde definición al querer abarcar mucho de el juego de espías y contraespías, y sobre todo necesita resucitar a personajes que damos por muertos en la primera entrega para salvar esta segunda.
Taron Egerton que en la primera película salía como una nueva estrella, aquí queda disipado, Colin Firth está media película viendo mariposas hasta que recupera la memoria a pesar de haber perdido un ojo, pero ante todo hay demasiados buenos actores a los que no se les saca partido, Channing Tatum, Jeff Bridges y Halle Berry están muy limitados, solo Pedro Pascal da algo de luz con un personaje que tiene cierta enjundia y co o no, Mark Strong sigue estando sublime.
Por si fuera poco el argumento, con una Julian Moore eficiente haciendo de villana, es de lo más ramplón, aunque no exento de críticas soterradas el tema de la legalización de las drogas y al papel del Presidente de los Estados Unidos en casos de emergencia nacional, pero ambas cosas se van mucho de la idea original de esta saga.
Con un comienzo arrebatador con la primera batalla por Londres, parecía que íbamos a ver una segunda parte gloriosa, pero ahí se queda todo, la desparición de sitios clave de Kingsman, les hará recurrir a sus primos americanos de Kentucky, que les darán un cable muy importante y unirán fuerzas para reestablecer el equilibrio, que Poppy la malvada ha conseguido desestabilizar y poner en jaque incluso a la Casa Blanca. También hay que decir que la flema británica de la primera parte, muy disminuida aquí, da paso a un humor más convencional pero no falto de toque ácido, que en muchos momentos queda bien empastado.
Eso si, las escenas de acción con esa cámara que se mueve sin parar, sigue siendo utilizada pero sin llegar a impactar como lo hizo en la primera (la escena de la iglesia baptista no es superada ni en sueños), y realmente todas pierden si se compara a la primera entrega, a la que por cierto se hace referencia en demasiadas ocasiones, con quizás más flasbacks de los deseados. De hecho la intrascendencia de esta segunda parte se ve acentuada con la presencia de un Elton John exagerado, que hace gracia en varios momentos, pero llega incluso a cansar, y del que nadie se cree que lanze patadas voladoras a tenor de su físico.
En definitiva, para mi esta segunda parte en términos generales que viene sobrando, su largo metraje hace que el ritmo se resiente y mucho, de hecho hay fases que mientras la película sigue estás ya pensando en como va a ser el final, porque te lo imaginas. Desde luego que aquellos que nos convertimos en fans de la primera entrega nos hemos divertido con la segunda, pero ya, no llega ni de lejos al nivel de su predecesora, simplemente porque no arriesga mostrando cosas nuevas, explota lo sabido de la primera, donde poco hay ya más que rascar.
Os dejo con el tráiler de esta segunda entrega.
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