Cartel del film
Primera vez que Clint Eastwood dirige a Tom Hanks, y la verdad es que la conjunción no ha podido ser más perfecta. Clint lleva una tirada de películas últimamente, en las que mezclaba muy buenas con alguna normalita, pero les faltaba algo para decir que eran impresionantes, por uno u otro motivo, pero aquí en Sully ha vuelto a la grandeza.
En este caso y basado en el guión de Todd Komarnicki, adaptado del libro de Chelsey Sullenberg y Jeffrey Zaslow, el eje argumental se articula sobre si el amerizaje que se vio obligado a realizar el piloto Chelsey "Sully" Sullenberg sobre el Río Hudson, fue correcto o no.
Los hechos sucedieron el 15 de enero de 2009, cuando un Airbus 320 iniciaba lo que era un vuelo doméstico de New York a Charlotte, y al poco de despegar del aeropuerto de La Guardia tuvo un choque con un grupo de aves, lo que inabilitó los dos motores del avión y tuvo que planear intentando regresar al aeropuerto de partida o a otro próximo, pero ante la imposibilidad de hacerlo, el comandante Sully (Tom Hanks) se vio obligado a amerizar sobre el Río Hudson en pleno invierno, y lo que es más alucinante, los 155 pasajeros, incluida la tripulación, salvaron la vida. Al principio todo el mundo le convirtió en héroe, pero pronto empezaría un calvario para Sully, con la investigación que tenía que determinar lo sucedido.
La cuestión es la de siempre, muchas indemnizaciones que pagar y Sully es el objetivo claro donde echar las culpas, acusándole por varios frentes de si hizo lo correcto. La NTSB, encargada de la investigación, ponía en tela de juicio si Sully actuó correctamente o no, al tomar la decisión que tomó. Es ahí donde reluce el papel de Tom Hanks en un papel dramático, donde sufre, tiene dudas internas, y en todo momento está respaldado por su compañero Jeff Skiles (Aaron Eckhart), pero además tiene flashbacks de todo lo que ha aprendido en su vida como piloto, y su formación militar que tanta base le dio.
Es ahí, donde Hanks aporta su maestría interpretativa y consigue que en todo momento estés pendiente de su evolución, y mantiene la tensión dramática en todo instante. Pero en el film, como ya dije antes, se plantean las dudas sobre si Sully actuó bien o no, y él mismo será el encargado de demostrar que en aquellos escasos 208 segundos, tomó la mejor decisión posible. Y también se nos muestra como él mismo, será el encargado de demostrar en la vista correspondiente, que las simulaciones de lo sucedido debían adaptarse más a la realidad de una situación imprevisible y para la que no estás preparado en teoría.
Es cuando ya la película está encauzada, donde Eastwood se pone a los mandos del asunto para con un corte clásico habitual en él, llevarla a buen puerto con su maestría habitual y dejarnos asombrados. De hecho, en una situación así, es fácil dejarse llevar por la espectacularidad en lo visual, que ha de haberla, pero también en centrarse en pequeñas historias de los pasajeros, unos asuntos, que magistralmente Clint logra que funcionen, y sobre todo dejando claro que lo que más le importaba a Sully es que los 155 pasajeros estuvieran a salvo.
Brutal reconstrucción de lo que pasó, incluso en el final del film, sale el auténtico protagonista de lo que, sin duda fue, una hazaña aérea sin precedentes hasta entonces. Y para rematar, el film dura 96 minutos, no hace falta más, a veces se abusa de películas de más de dos horas a las que les sobra minutaje, aquí es perfecto.
Os dejo con el tráiler del film.
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