En el año 2001, Antoine Fuqua dirige esta extraordinaria película donde todos los días, en las calles de las zonas urbanas deprimidas de los Estados Unidos se libra una guerra, una guerra entre residentes, traficantes de droga y los que han jurado proteger a unos de los otros.
Esta guerra tiene sus víctimas y sus verdugos, y una de sus figuras más importantes es el sargento Alonzo Harris (Denzel Washington), un agente de narcóticos con 13 años de experiencia cuyos discutibles métodos hacen difusa la línea entre la legalidad y la corrupción. Jake Hoyt (Ethan Hawke), un joven policía recién asignado a narcóticos, comienza sus rondas a las órdenes de Alonzo para aprender de él, pero no todo lo que va viendo y aprendiendo dice nada bueno de su supuesto gran compañero.
En una actuación en un callejón, Jake sale en defensa de una chica de la que intentaban abusar, dando buena cuenta de los agresores por si sólo, ante la pasividad de Alonzo, esto provoca la ira de Jake que no lo entiende, pero a la larga esa acción sólo le reportará beneficios.
Os dejo con la mítica escena.
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