En el año 2006 hace el guión (otra vez), dirige y protagoniza la sexta entrega de Rocky Balboa. Después de 30 años desde que Rocky, un hombre sin futuro, se le presentó la oportunidad de boxear y enfretarse al campeón Apollo Creed, sigue siendo un ejemplo tanto en la vida como en el ring, y fue un referente para las esperanzas de millones de personas.
Pero aquí ya está retirado, lleva un restaurante con el nombre de su fallecida mujer Adrian's, donde cuenta viejas historias a los clientes. El problema es su hijo, al que ve poco, Robert Balboa Jr (protagonizado por Milo Ventimiglia), centrado demasiado en su vida y pasando de su padre.
En esta mítica escena en la que me detengo, el sermón del padre al hijo es soberbio, y demuestra que en el fondo, a pesar del tiempo, los golpes recibidos, la edad y demás, no ha perdido ni la humildad ni su esencia de luchador que transmite de forma enérgica a su vástago.
Disfrutad de esta tremenda escena.
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