Eldred Gregory Peck murió el 12 de junio de 2003 en Los Ángeles a los 87 años de edad, sin ninguna aparente enfermedad, de manera natural su corazón dejó de latir. Sus restos reposan hoy en un mausoleo situado bajo la catedral californiana, el lugar que acogió su multitudinario funeral, en el que su compañero en Matar a un Ruiseñor, el actor Brock Peters, resumió el sentir de los asistentes: "Se trata (dijo Peters) de darle la despedida a una figura que emanaba esa decencia que los actores deben de buscar no sólo en sus films, sino también en su vida privada".
Nacido en San Diego (California) en 1916, hijo de farmacéutico de ascendencia armenio-irlandesa y madre de ascendencia escocesa, su padre era católico y su madre se convirtió al catolicismo después de casarse. Sus padres se divorciaron, siendo él pequeño, pasando su abuela a ser una parte muy importante de su infancia, una gran aficionada al cine que lo llevaba a ver películas todas las semanas, ahí nació su pasión.
Cuando tenía 10 años fue enviado a una escuela católica militar en Los Ángeles, y mientras cursaba allí estudios, murió su abuela. A los 14 años se fue a vivir a San Diego con su padre, estudiando bachillerato en el Instituto. Se propuso estudiar medicina en la Universidad de Berkeley, pero pronto abandonó la idea y descubrió su vocación por la interpretación, en el grupo de teatro universitario. Fue a actuar y a estudiar interpretación a New York y en 1941 debutó en Broadway.
Pero en 1944 abandona los escenarios y empieza su carrera en el cine, su debut fue en Days of Glory (1944) de Jacques Tourneur haciendo de ruso en medio de rusos. A partir de ahí Spellbound (1945) de Alfred Hitchcock y compartiendo reparto con Ingrid Bergman, más el mítico western de 1946 Duel in the sun, lanzaron definitivamente su carrera. Hablamos de una voz grave, gran estatura y percha, porte templado, y una indiscutible elegancia, que causaron sensación en los estudios del Hollywood clásico. Por si fuera poco, su manera de andar me ha parecido siempre inconfundible, de esas que te marcan.
Trabajó con todos los grandes directores de su época, desde el ya referido Hitchcock a King Vidor, de Elia Kazan a Raoul Walsh, de Willian Wyler a John Houston. Un actor versátil, era capaz de ser un seductor encantador con Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma (1963), encarnar el mítico Capitán Ahab en Moby Dick (1956) o adelantarse al salvaje oeste en The Big Country (1958).
Recibió el único Óscar de su carrera por la interpretación de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor (1962) dirigida por Robert Mulligan, hizo Arabesque (1966) junto a Sofia Loren, El Oro de Mackenna (1969), La profecía (1976) con Lee Remick, Los Niños del Brasil (1978) compartiendo con Lawrence Olivier y James Mason o aquella joya que fue Gringo Viejo (1989) junto a Jane Fonda, entre otras.
Volviendo a Matar a un ruiseñor, el film estaba basado en la novela de la escritora Harper Lee, y narraba la historia de un abogado llamado Finch, al que daba vida Peck, que tiene que defender a un hombre de raza negra acusado injustamente de violar a una mujer. Tanto el libro como la película, llegaron con el Movimiento por los Derechos Civiles muy vigente, y sirvieron de espejo de los debates de la sociedad estadounidense acerca del racismo, la tolerancia y la justicia.
Peck siempre dijo que Finch había sido su personaje favorito, de hecho en el documental "A conversation with Gregory Peck" (1999), aseguró que tuvo "un día de suerte" cuando recibió el guión de esa película, un auténtico regalo para él.
En su recuerdo y memoria pongo una escena de esta enorme película, To kill a Mockingbird, donde Atticus le dice a su hija Scout Finch (Mary Badham) que no se pelee en la escuela, porque su padre esté defendiendo a un hombre de raza negra.
Que tal Savoy!
ResponderEliminarNo hay duda de que ha sido uno de los grandes. Me gusta esta escena que has elegido. Siempre nos quedaran sus peliculas.
Saludos!
Fran: Para mi uno de los muy muy grandes, es como si para mi el cine y él fueran de la mano en mi imaginario particular, son indivisibles.
EliminarSaludos.
Me emociona recordar su papel en "Matar a un ruiseñor", Savoy, pero también me gusta mucho, entre otras, en "Yo vigilo el camino", "Moby Dick", "El pistolero" y "El cabo del terror".
ResponderEliminarAbrazos.
Gonzalo Aróstegui Lasarte: Matar a un ruiseñor emociona siempre amigo. Si, es que como verás no hizo película floja, y en todas destacaba por algo. En esas que citas, me falta ver Vigilo el camino, en el resto glorioso, como siempre.
EliminarAbrazos.