viernes, 9 de diciembre de 2016

Hacksaw Ridge (2016)

Cartel del film

Diez años llevaba Mel Gibson sin ponerse detrás de la cámara desde Apocalypto, y aunque aquí coge las riendas de un proyecto de encargo, lo hace suyo, sin dudarlo. Si se repasa la filmografía como director del actor australiano, no tiene ningún paso en falso, y sus films no bajan del 9'5, y en este caso sigue la misma senda.
En este nuevo trabajo, traducido aquí como "Hasta el último hombre", nos narra la toma de Hacksaw Ridge en Okinawa, Japón, II Guerra Mundial, pero desde el punto de vista y la personalidad de Desmond Doss, interpretado excepcionalmente por Andrew Garfield, además de mostrarnos la biografía del personaje con un enorme respeto.


No vamos a ocultar que, Mel Gibson en su trayectoria ha ensalzado la figura del héroe, William Wallace, Jesús, etc., pero en este caso éste héroe no tiene, por así decirlo, un camino de rosas precisamente hasta conseguir su propósito (tampoco los otros lo tuvieron). Desmond Doss era originario de Virginia, hijo de un cabo que luchó en la I Guerra Mundial, y que quedó bastante tocado mentalmente, lo que le convierte en un borracho que pega a su mujer y dos hijos. Pero Desmond es un chico sencillo, muy religioso y cuyas convicciones, nada habituales, le llevan a alistarse en el ejército sin pretender tocar un arma, lo que evidentemente le granjea no pocas dificultades, tanto en la base militar donde se entrena, como con los mandos superiores. Pero la fe en sus convicciones, le harán pasarlo realmente mal, y le harán incorruptible en su decisión, algo que le llevará al éxito personal.


Como es lógico estamos hablando del primer Objetor de Conciencia de la historia de EEUU, pero sus convicciones son tan fuertes como su fe cristiana. Gibson nos muestra como en determinadas cuestiones, para nuestro protagonista, no sólo está claro que no utilizará un arma, sino que su amor, respeto a la vida y al ser humano, incluso al enemigo, son temas que no admiten discusión para él. Esos temas le ocasionan la incomprensión de compañeros, que incluso le pegan, le llaman cobarde, etc...
Por otro lado su relación con una enfermera, Dorothy (Teresa Palmer), ocupa la primera parte de la película, lo que influirá de manera decisiva en su fijación por ser médico de guerra y ayudar a los demás.


Pero llega, como no podía ser menos en un film dirigido por Mel Gibson, la parte de la Guerra y la cruenta, muy cruenta batalla de Okinawa. Y aquí por un lado me vienen a la memoria dos películas, primero La Chaqueta Metálica, de Stanley Kubrick (1987) por la división en dos partes, primero la preparación y luego la guerra, pero por otro lado se me asemeja en su crudeza a Cartas desde Iwo Jima de Clint Eastwood (2006) y como nos muestra al lado japonés.
Aunque parezca increíble, es una película antibelicista, pero la descripción y la puesta en escena de la batalla, donde nuestro protagonista se convierte en un héroe absoluto al salvar la vida de unos 75 hombres, es absolutamente asombrosa, a la altura de Salvar al soldado Ryan en aquella primera media hora de película.


Todos los actores están a un enorme nivel, e incluso Mel se permite la licencia de meter a uno de sus 8 vástagos en el film, Milo Gisbon, viva estampa de su padre.
En definitiva, Mel Gibson ha vuelto por la puerta grande en la dirección, con un relato estremecedor, brillante y emocionante a la vez. Brutal, como en el final del film, sale el protagonista auténtico, que recibió La Medalla de Honor del Congreso, y como sus compañeros le recuerdan ya mayores, muchos de los que le criticaban, y acabó salvándoles la vida.

Os dejo con el tráiler del film.

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