viernes, 30 de septiembre de 2022

Moonage Daydream (2022)

Brett Morgen ha dirigido el documental Moonage Daydream sobre la vida y obra de David Bowie, como ya hiciera hace siete años con la de Kurt Cobain. Ante todo hablamos de un artista en toda la extensión de la palabra, no sólo era un enorme músico con una creatividad desbordante, genial e inquieto, irreverente y que siempre hizo lo que quiso, sino alguien distinto y muy genuino. También es destacable su faceta como actor, y la más desconocida y en la que él siempre se consideró un aprendiz, la de pintor, que muchas veces le servía de vía de escape para seguir componiendo cuando se atascaba, como él mismo decía. Por si fuera poco llegó a a entrevistar a sus pintores favoritos para una revista de prestigio, esos pintores eran unos privilegiados. El director nos hace un recorrido por su carrera, pero a su manera, deja fuera esos primeros años donde teníamos al Bowie mod, las primeras bandas y sus primeros singles, solo nos relata como era su barrio de Brixton y como era su familia, la relación con su madre y la de su hermanastro que tanto le enseñó. Todo esto va siendo desgranado por el propio Bowie a través de entrevistas que fue dando a lo largo de su vida, y que el director va metiendo para dar ese enfoque del propio protagonista.


En 1969 cuando edita Space Oddity hace ya una obra maestra de tema que lleva en volandas al disco de ese año y que está bien reflejado tanto la propia canción como las referencias a la misma en años posteriores. A partir de ahí, The man who sold the world, Hunky Dory y sobre todo el ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las Arañas de Marte, un disco que es icono del glam-rock, y probablemente y sin temor a equivocarme, uno de los mejores discos de la historia, y porqué no decirlo, de la propia carrera del artista en cuestión son uno de los ejes centrales del film. En esa mítica formación que le acompañaba, estaba compuesta por Mick Ronson (guitarra, piano y coros), Trevor Bolder (bajo) y Mick Woodmansey (batería). El álbum es conceptual y narra la historia de Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual de imagen andrógina que se convierte en estrella del rock, en el que Bowie quiso combinar ciencia ficción y el teatro japonés kabuki. Este personaje fue el primer alter ego de su carrera, al que luego sucederían Aladdin Sane y el Duque Blanco. Hay muchos momentos en vivo de la época de Ziggy Stardust que ocupan buena parte del primer tercio de la cinta.


Otra parte en la que el film hace referencia importante, es la de Berlín. El propio Bowie va contando como quería cambiar y experimentar en otro de esos momentos de cambio y decide llamar a Brian Eno, para él un músico descomunal que le ayudará en ese tránsito y a encontrar lo que andaba buscando. 
En la primera parte de los años 70 se convierte en una estrella indiscutible, por editar discos que pasan a la historia de la música y por romper moldes en todos los sentidos, ya que sus alter-egos y sus imágenes irreverentes, le convierten en un verdadero icono que traspasaba más allá de lo musical. Su melena pelirroja y su adicción a las drogas, todo tipo de escotes, prendas y maquillajes que suponían una ruptura con las normas estéticas, le elevaron a la categoría de ídolo, incluyendo la androginia que hoy fascina las pasarelas, por no hablar de su abierta bisexualidad. Pero si en esa primera mitad de la década setentera, Bowie se convierte en leyenda viva, es en la segunda mitad donde Bowie es más Bowie que nunca, se reinventa y lo borda, sabe evolucionar como pocos, consiguiendo ser único e inimitable. Ya con Young Americans da un giro al soul en 1975, y con Station to station un año después incluso mezclado con aires jazz, pero es sobre todo en 1977 con Low cuando hablamos de una ruptura definitiva con su anterior status, de un viaje a una nueva galaxia musical, de la experimentación a saco, la inmersión en la cultura centroeuropea, la de Berlín y el krautrock.
Es ahí, en terrenos en principio poco propicios para él, donde unido a Brian Eno (que venía de su travesía por el desierto después de dejar Roxy Music) empezará a crear otro universo propio y ser vanguardia absoluta, que no todo el mundo entendió, cosa que a mucha gente le costaba ya que seguían en Ziggy Stardust o Aladdin Sane, pero él iba siempre por delante. En esta segunda parte central del film, quizás mi favorita, el disfrute es absoluto ya que salen imágenes de la época y hay interpretaciones en vivo en el mismo Berlín que te ponen la carne de gallina.


Para el último tercio el director nos muestra todas las facetas del artista, su lado de actor, de pintor y escultor, pero también esa época ochentera donde otro nuevo Bowie lanza Let's dance en 1983 y hace una gira mundial llamada Glass spider tour donde bate records de asistencia y vuelve a reinventarse haciendo bailar a todo el mundo. A partir de aquí referencias a Blackstar y el anuncio (a su manera) de que se iba, pinceledas de discos de los 90 como Outside y Earthling, pero para mi gusto deja sin meterse con discos como Heathen o The next day que son extraordinarios. Habla de su relación con Imán y como le cambió la vida, del flechazo que fue desde el primer momento y su conexión, pero también de esa idea que sobrevuela toda la película por parte del protagonista de que la vida hay que disfrutarla hasta el último momento, y que se nos va muy rápidamente.

Más de cuatro años de trabajo de Brett Morgen apoyándose en el archivo de imágenes y legado autorizado por su familia, aborda la carrera del artista sin utilizar entrevistas convencionales a sus seres queridos para que expliquen quién era Bowie, y lo que hace es hilar años de presentaciones, fragmentos de entrevistas a él, comentarios de fanáticos, etc., con un ritmo muy bueno, mezclando las palabras de propio artista con el poder enorme de su música y las sensaciones que generaba, sin dejar de lado esos momentos en los que el vacío se apoderaba del músico y sus atascos compositivos, que los tuvo.

Os dejo con el tráiler del film.

jueves, 29 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCLII)

7 años tardó James Cameron en dirigir la secuela de Ternimator, titulada Terminator 2: El juicio final en 1991. En este film Sarah Connor, la madre soltera del rebelde John Connor, está ingresada en un psiquiátrico. Unos años antes, un viajero del tiempo le había revelado que su hijo sería el salvador de la humanidad en un futuro dominado por las máquinas. Se convirtió en una especie de guerrera y educó a su hijo en tácticas de supervivencia, por esa razón está recluida en un manicomio, donde sus doctores piensan que cuenta historias inventadas y que está loca. Cuando un nuevo androide mejorado, un T-1000, llega del futuro para asesinar a John (que se mimetiza con los humanos y los copia), un viejo modelo T-800 es enviado para protegerle, este T-800 es el papel que interpreta Arnold Schwarzenegger, y que curiosamente aquí está del lado bueno, no como en la primera que era el malo.
Suele pasar muchas veces que el presupuesto de la segunda parte supera con creces al de la primera, pero el nivel a veces no alcanza, pero no es el caso. Cameron consiguió mantener el mismo tono que en la primera parte, volviendo a cautivar al público con una mezcla similar de acción, ciencia ficción, violencia, suspense y profecías del apocalipsis.
En una escena mítica y con reminiscencias de la primera, el T-800 llega a la tierra y entra desnudo en un bar de moteros, y a uno de ellos que juega al billar le dice que necesita su ropa, sus botas y su moto, el motero le quema el cigarro en la piel al androide, que empieza a repartir estopa hasta conseguir lo que quiere, su salida vestido del garito es muy mítica.


Os dejo con la mítica escena.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCLI)

Como decía ayer, James Cameron hace el guión (junto a Gale Anne Hurd) y dirige The Terminator en 1984, un film donde el eje principal es el conflicto entre la humanidad y la tecnología que en un futuro acabará dominando el mundo. El cineasta, rodea el núcleo de la película con dos factores que serán constantes casi siempre en su filmografía, es decir, una protagonista de fuerte carácter y una sub-trama amorosa de gran incidencia en el transcurso del relato. En esa fortaleza de los personajes de Sarah Connor (Linda Hamilton) y Kyle Reese (Michael Biehn) se basa y sustenta la grandeza de la producción y todo lo que su relación provocará dentro de la historia de la mitología del universo Terminator.
Es el año 2029 y las máquinas dominan el mundo mientras los rebeldes luchan contra ellas con un líder que es John Connor, un hombre nacido en los años 80. Para acabar con dicha rebelión las máquinas deciden enviar al pasado a un robot (Terminator) interpretado por Arnold Schwarzenegger, cuya misión será eliminar a Sarah Connor, la madre de John, y así impedir su nacimiento. Pero en el comienzo de su misión tira de listín telefónico y mata a otras dos Sarahs Connor, antes de ir a por nuestra protagonista, matando a todo aquel o aquella que se pone en su camino, incluidos policías y departamentos enteros.
En otra escena mítica el Terminator va a la tienda de armas Alamo Gun, y pide varias armas al dependiente (Dick Miller), que se las va sacando todas y se hace ilusiones de que ese día trabajará poco ya que tiene un buen comprador, pero cuando tiene todo lo que quiere prueba una de las armas con él.


Os dejo con la mítica escena.

martes, 27 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCL)


James Cameron hace el guión (junto a Gale Anne Hurd) y dirige The Terminator en 1984, un film donde el eje principal es el conflicto entre la humanidad y la tecnología que en un futuro acabará dominando el mundo. El cineasta, rodea el núcleo de la película con dos factores que serán constantes casi siempre en su filmografía, es decir, una protagonista de fuerte carácter y una sub-trama amorosa de gran incidencia en el transcurso del relato. En esa fortaleza de los personajes de Sarah Connor (Linda Hamilton) y Kyle Reese (Michael Biehn) se basa y sustenta la grandeza de la producción y todo lo que su relación provocará dentro de la historia de la mitología del universo Terminator.
Es el año 2029 y las máquinas dominan el mundo mientras los rebeldes luchan contra ellas con un líder que es John Connor, un hombre nacido en los años 80. Para acabar con dicha rebelión las máquinas deciden enviar al pasado a un robot (Terminator) interpretado por Arnold Schwarzenegger, cuya misión será eliminar a Sarah Connor, la madre de John, y así impedir su nacimiento. Pero en el comienzo de su misión tira de listín telefónico y mata a otras dos Sarahs Connor, antes de ir a por nuestra protagonista, matando a todo aquel o aquella que se pone en su camino, incluidos policías y departamentos enteros.
En una escena mítica, su aterrizaje en la tierra empieza con un encontronazo con unos punkis (Bill Paxton, Brian Thompson y Brad Rearden), mientras el robot con apariencia humana está completamente desnudo y quiere que le dejen su ropa, ante la negativa ellos sacan las navajas, pero a Terminator eso no le intimida.


Os dejo con la mítica escena.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCXLXIX)


Como llevo diciendo estos días, en el año 2019 Joker, el spin-off dirigido por Todd Phillips, y protagonizado por Joaquin Phoenix, fue un auténtico peliculón. El actor se dedicó en cuerpo y alma al personaje, adelgazando y cambiando su fisonomía de manera bestial. Debía interpretar a un villano trastornado y loco, de risa enfermiza, y todo eso lo hizo de manera sublime, pero además y por si fuera poco, aquí se explica la génesis de este personaje, y le dio una personalidad tan brutal, que en el recuerdo quedan Jack Nicholson, Heath Ledger o Jared Leto, a los que ha superado, cosa que no era nada sencilla, sobre todo en el caso de los dos primeros. La mimetización de Phoenix con el personaje es tal, que no se te ocurre en ningún momento separarlos.
La historia nos narra la vida de Arthur Fleck, que vive en Gotham (muy neoyorkina por cierto) y cuya única motivación, según dice, es hacer reír a la gente. Trabaja haciendo de payaso en varios trabajos, pero sus problemas mentales y sus actitudes raras hacen que la gente le vea como un bicho raro, así acaba despedido y repudiado por la sociedad, e incluso se le niega la ayuda social por recortes del ayuntamiento, y por tanto su tratamiento médico. Pero su gran sueño es actuar como cómico ante el público, aunque todo se va complicando con una serie de trágicos acontecimientos, lo que hará que su violencia interior y su ira salga y aflore contra la sociedad que le repudia. 
Ni que decir tiene que Joaquin Phoenix fue premiado con el Oscar y en su mejor momento profesional, dando rienda suelta a su genial improvisación, dejando imágenes y fotogramas de difícil olvido. Otra cuestión es que esta película distaba bastante de la factoría Hollywood, no prima el espectáculo, y eso es algo que hoy en día se agradece por los que amamos el cine. La cuestión está en si Joker es tan atrayente, que puede provocar, y de hecho hace que mucha gente le siga y lo considere un revolucionario antisistema y un líder que lucha contra todo tipo de injusticias, sin olvidarnos de que está muy tocado mentalmente y es un peligro constante. En ese sentido la manera de tratar la violencia en el film, me parece muy importante, teniendo escenas salvajes.


Una escena que se ha convertido en icónica, es la del baile en las pronunciadas y largas escaleras de Arthur ya convertido en Joker, que es realmente espectacular mientras suena Gary Glitter y su Rock and roll, mientras dos policías le persiguen.

Os dejo con la mítica escena.

viernes, 23 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCXLVIII)

Como decía ayer, en el año 2019 Joker, el spin-off dirigido por Todd Phillips, y protagonizado por Joaquin Phoenix, fue un auténtico peliculón. El actor se dedicó en cuerpo y alma al personaje, adelgazando y cambiando su fisonomía de manera bestial. Debía interpretar a un villano trastornado y loco, de risa enfermiza, y todo eso lo hizo de manera sublime, pero además y por si fuera poco, aquí se explica la génesis de este personaje, y le dio una personalidad tan brutal, que en el recuerdo quedan Jack Nicholson, Heath Ledger o Jared Leto, a los que ha superado, cosa que no era nada sencilla, sobre todo en el caso de los dos primeros. La mimetización de Phoenix con el personaje es tal, que no se te ocurre en ningún momento separarlos.
La historia nos narra la vida de Arthur Fleck, que vive en Gotham (muy neoyorkina por cierto) y cuya única motivación, según dice, es hacer reír a la gente. Trabaja haciendo de payaso en varios trabajos, pero sus problemas mentales y sus actitudes raras hacen que la gente le vea como un bicho raro, así acaba despedido y repudiado por la sociedad, e incluso se le niega la ayuda social por recortes del ayuntamiento, y por tanto su tratamiento médico. Pero su gran sueño es actuar como cómico ante el público, aunque todo se va complicando con una serie de trágicos acontecimientos, lo que hará que su violencia interior y su ira salga y aflore contra la sociedad que le repudia. 
Ni que decir tiene que Joaquin Phoenix fue premiado con el Oscar y en su mejor momento profesional, dando rienda suelta a su genial improvisación, dejando imágenes y fotogramas de difícil olvido. Otra cuestión es que esta película distaba bastante de la factoría Hollywood, no prima el espectáculo, y eso es algo que hoy en día se agradece por los que amamos el cine. La cuestión está en si Joker es tan atrayente, que puede provocar, y de hecho hace que mucha gente le siga y lo considere un revolucionario antisistema y un líder que lucha contra todo tipo de injusticias, sin olvidarnos de que está muy tocado mentalmente y es un peligro constante. En ese sentido la manera de tratar la violencia en el film, me parece muy importante, teniendo escenas salvajes.


En una escena memorable, justo después de matar a tiros en el metro a tres tipos que se estaban metiendo con él, Arthur sale corriendo y acaba en unos baños, donde baila y se transforma definitivamente en el Joker, acompañado por la música 
de viola de Hildur Guðnadóttir, una compositora islandesa de Reykjavik, probablemente lo único del film que pueda competir con el trabajo sublime de Phoenix.

Os dejo con la mítica escena.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCXLVII)

En el año 2019 Joker, el spin-off dirigido por Todd Phillips, y protagonizado por Joaquin Phoenix, fue un auténtico peliculón. El actor se dedicó en cuerpo y alma al personaje, adelgazando y cambiando su fisonomía de manera bestial. Debía interpretar a un villano trastornado y loco, de risa enfermiza, y todo eso lo hizo de manera sublime, pero además y por si fuera poco, aquí se explica la génesis de este personaje, y le dio una personalidad tan brutal, que en el recuerdo quedan Jack Nicholson, Heath Ledger o Jared Leto, a los que ha superado, cosa que no era nada sencilla, sobre todo en el caso de los dos primeros. La mimetización de Phoenix con el personaje es tal, que no se te ocurre en ningún momento separarlos.
La historia nos narra la vida de Arthur Fleck, que vive en Gotham (muy neoyorkina por cierto) y cuya única motivación, según dice, es hacer reír a la gente. Trabaja haciendo de payaso en varios trabajos, pero sus problemas mentales y sus actitudes raras hacen que la gente le vea como un bicho raro, así acaba despedido y repudiado por la sociedad, e incluso se le niega la ayuda social por recortes del ayuntamiento, y por tanto su tratamiento médico. Pero su gran sueño es actuar como cómico ante el público, aunque todo se va complicando con una serie de trágicos acontecimientos, lo que hará que su violencia interior y su ira salga y aflore contra la sociedad que le repudia. 
Ni que decir tiene que Joaquin Phoenix fue premiado con el Oscar y en su mejor momento profesional, dando rienda suelta a su genial improvisación, dejando imágenes y fotogramas de difícil olvido. Otra cuestión es que esta película distaba bastante de la factoría Hollywood, no prima el espectáculo, y eso es algo que hoy en día se agradece por los que amamos el cine. La cuestión está en si Joker es tan atrayente, que puede provocar, y de hecho hace que mucha gente le siga y lo considere un revolucionario antisistema y un líder que lucha contra todo tipo de injusticias, sin olvidarnos de que está muy tocado mentalmente y es un peligro constante. En ese sentido la manera de tratar la violencia en el film, me parece muy importante, teniendo escenas salvajes.

Precisamente en una escena muy impactante Arthur va al programa de Murray Franklin (Robert de Niro) como invitado y donde dice que él fue quien mató a los tres chicos del metro, admitiendo que su vida no es más que una comedia. A partir de ahí suelta un discurso contra la sociedad, que acaba cuando le pega un tiro a Murray.

Os dejo con la mítica escena.

martes, 20 de septiembre de 2022

Bullet train (2022)

David Leitch dirige Bullet train, su nueva película que está basada en la novela de Kôtarô Isaka que ya tuvo una versión teatral japonesa en 2018. Este film es muy entretenido y un pasatiempo del final del verano realmente divertido. De un director que tiene en su ficha películas como John Wick, Atomic Blonde o Deadpool 2, evidentemente te puedes esperar acción, buenas peleas violentas y todo ello salpicado con humor, cosa que hace que rivalice con películas de Marvel o DC en ese sentido (a ver aquí no hay superhérores), aunque a veces tiene ese toque de demasiado ocurrente, es decir, más de lo necesario.


Cinco asesinos a sueldo se encuentran a bordo de un tren bala que viaja de Tokio a Morioka, con unas pocas paradas intermedias. Van descubriendo poco a poco que sus misiones no son ajenas entre sí, que todo está relacionado y que el tren va bastante vacío. La pregunta, que se va viendo en el desarrollo, es quién saldrá vivo del tren y qué les espera en la estación de Kyoto. El protagonista principal es apodado por su jefa Mariquita y Brad Pitt es el encargado de darle vida que tiene muchas inseguridades y una peculiaridad que se verá demostrada a lo largo del film y es su mala suerte, destilando esa bis cómica que tan bien le sienta a uno de los actores más reclamados de Hollywood.


Todo el resto de personalidades con importancia en la trama, participan del lado cómico y la diversión y francamente funciona con momentos realmente divertidos, con diálogos ocurrentes que tienen mucha chispa, que en muchas escenas me remiten a cortes de las películas de Quentin Tarantino, pero con un lenguaje menos palabrotero, ciertamente, aunque en algún momento se sueltan tacos, claro está. Admito que esa es la base de la propuesta y que puede que en algún momento eso agote a algunos espectadores, pero para mí forma parte esencial de la cinta ya que permite diferenciar a los personajes, situarlos, saber que esperamos de ellos y ayuda a crear ese clima para que el desparrame de muerte, violencia y destrucción se asimile hasta con gracia.

David Leitch está realmente grandioso detrás de la cámara, consiguiendo una armonía con los elementos que maneja que no es nada sencillo. Escenas de acción pura que son muy concisas y que tienen mucha contundencia, sin renunciar al gore en varios momentos (hay escenas impactantes), que compensa con la tendencia a lo ligero. Por otro lado el ramillete de estrellas que componen la película es realmente impresionante con Michael Shannon, Sandra Bullock, Aaron Taylor-Johnson, etc., y los actores japonenes como Hiroyuki Sanada. En muchos casos hay cameos en escenas puntuales como los de Channing Tatum, Ryan Reynolds, etc., hasta el propio director tiene un pequeño papel.

En definitiva Bullet train me parece un soplo de aire fresco, un divertimento que hacía falta, con sus momentos salvajes, pero que hace que salgas contento de la sala.

Os dejo con el tráiler de Bullet train.

domingo, 18 de septiembre de 2022

Escenas míticas del cine (CCXLVI)

En 1985 Mark L. Lester dirige Comando, donde el protagonista es el coronel John Matrix al que da vida Arnol Schwarzenegger, un viejo soldado ex-boina verde que trabajaba en el apasionante mundo de las operaciones especiales, y que está retirado al empezar el film, realmente se le retira para protegerle de todos aquellos que quieren vengarse de él. Está de feliz retiro con su hija Jenny (Alyssa Milano) en un bonito parador de montaña, hasta que su amigo y superior, el general Franklin Kirby (James Olson), llega en helicóptero para informarle de que los miembros de su antiguo comando están siendo asesinados. Comunistas, terroristas, narcotraficantes, nada se sabe a ciencia cierta, el caso es que a partir de ahí se blinda la casa de Matrix, pero un grupo de hombres armados asalta la propiedad, asesinando a los soldados que la custodiaban y secuestrando a Alyssa. En concreto es un dictador sudamericano despiadado y vengativo llamado Arius, pero Matrix hará de esto una nueva misión para recuperar a su hija. 
Una de las mejores películas de acción, por su colección de frases lapidarias, de tiros, golpes y sobre todo por sus curiosidades.
En una escena mítica alcanza a Sully (David Patrick Kelly) y le hace volcar con su coche, y le pregunta que donde está Jenny, pero ha pillado las llaves de un sitio donde sabe que está. Matrix lleva a Sully a un precipicio, y allí lo sujeta boca abajo y le dice: "¿te acuerdas que prometí matarte el último?... (es verdad lo prometiste... dice Sully)... te engañé".


Os dejo con la mítica escena.

lunes, 12 de septiembre de 2022

War for the Planet of the Apes (2017)

En 2017 Matt Reeves dirige la tercera parte de una trilogía espléndida con La Guerra del Planeta de los Simios. En 2014 el mismo director dirigió la secuela de El origen del planeta de los simios, titulada El amanecer del planeta de los simios. Si recordáis cuando hablé de aquella película, terminaba con la aparición del devastador "virus de los simios" desarrollado en un laboratorio (se veían sus primeras consecuencias en las últimas escenas) y que casi acabó con los humanos, mientras un grupo de simios muy evolucionados y liderados por César, se han convertido en la raza dominante en el planeta, este es el punto de partida de este film. En esa segunda parte y en un ambiente poco menos que apocalíptico, los humanos que han sobrevivido al virus (al que ahora eran inmunes) están a la defensiva y sobreviven en duras condiciones.


Pues bien, aquí César y sus simios son forzados a encarar un conflicto mortal contra un ejército de humanos liderados por un despiadado y brutal Coronel (Woody Harrelson). Después de sufrir pérdidas enormes, César lucha con sus instintos más oscuros en la búsqueda por vengar a su especie. Esto polariza claramente el film, con dos líderes que tienen a todos los suyos bajo su mando de una manera muy definida. Todo lleva a que finalmente haya una lucha entre César y el Coronel, pero cuyas consecuencias podrán en juego el futuro de ambas especies y del mismo planeta.


Pero este film atesora muchos detalles de gran obra, por un lado el cierre de las aventuras de los primates tiene una calidad narrativa, temática y formal de categoría mayor, que mezcla personajes con profundidad moral pero también que sean válidos para el divertimento y atraigan a todo tipo de público. Grandes efectos especiales, una historia que te atrapa desde el inicio y unas escenas de acción tremendas hace que no puedas dejar de parpadear en todo el metraje. Atronador principio, un pequeño respiro en el ecuador del film, para terminar de manera grandiosa, dicen mucho del director y de su obra cohesionada.


La polarización de la que hablaba antes, está muy bien reflejada por César, con un Andy Serkis de nuevo bestial, haciendo las veces de figura mesiánica (no faltan referentes incluso en Jesús y otras figuras bíblicas), totalmente irrepetible, y por contra la del atormentado Coronel que Woody Harrelson borda, y cuya maldad queda explicada perfectamente en una escena donde deja claro el porqué de su actitud, que tiene una causa. Al final son dos caras de la misma moneda, que colisionan movidas por el odio y la revancha. De hecho hasta César verá que tenía más cosas parecidas con su enemigo Koba (en el segundo film) de las que pensaba.
Los referentes en Apocalypse Now son muy evidentes, y quizás con más lejanía a algún western de John Ford.

Os dejo con el tráiler de este gran film.