Álex de la Iglesia dirige quizás su película más redonda en el año 2000, La comunidad. En ella nos cuenta como Julia, a la que da vida una espléndida Carmen Maura, que es una mujer madura que trabaja en una agencia inmobiliaria, mientras su marido un competente Jesús Bonilla pierde más trabajos de los que pilla, se encuentra con 300 millones de pesetas escondidos en un piso donde su dueño murió. A continuación se traslada al apartamento de arriba y esconde el dinero, pero tiene que enfrentarse a una desquiciada comunidad de vecinos encabezada por Emilio (Emilio Gutiérrez Caba) que hará todo lo posible para retenerla y quedarse con la fortuna. La envidia y la avaricia, algo muy humano, es el verdadero leit-motiv. En esta película están reflejados muchos problemas que estaban de moda como el desempleo, la crisis, la dudas existenciales de la mediana edad, etc., y como es habitual el director cuela sus frikadas, que tiene aquí como protagonista a Charly (Eduardo Antuña) y sus disfraces de Darth Vader.
En una escena cómica de las muchas del film, Julia llega a casa y ve como un vecino García (Eduardo Gómez) está manipulando la cerradura de su vivienda, y le dice a ella que le estaba quitando silicona de un intento de forzar la cerradura. Ella entra en la casa y se pone a meter los fajos de billetes en una maleta, pero le llaman por teléfono de la agencia diciendo que dos personas (Mariví Bilbao y Silvia Casanova) van a ver el piso justo en ese momento, a ella le entran las prisas cuando empiezan a llamar, guarda la maleta y las recibe. Como se las quiere quitar de el medio, las acaba llamando momias lesbianas y las despide abruptamente.


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