Escenas míticas del cine (CCCXXV)

En el año 2004 Clint Eastwood dirige y protagoniza Million Dollar Baby haciendo el papel de Frankie Dunn, que ha entrenado y representado a los mejores púgiles y regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap (Morgan Freeman), un ex-boxeador que es también su único amigo. Frankie es un hombre solitario y adusto que se refugia en la religión hace años, buscando una redención que no consigue. Un día entra en su gimnasio Maggie Fitzgerald (Hilary Swank), una chica muy voluntariosa, cabezota, que quiere boxear y que está dispuesta a luchar de todas formas para conseguirlo. Frankie la rechaza con la excusa de que él no entrena a chicas y que ya es demasiado mayor, pero ella no se rinde y se machaca a diario en el gimnasio para llamar la atención de Frankie, con el único apoyo de Scrap.

Hay ocasiones en que el cine nos regala historias tan humanas y sentidas, honestas y sinceras, que difícilmente pueden abandonar ese sitio en nuestra memoria debido a la emotividad que ocuparon en su momento. Aún recuerdo cuando vi este film en una sala de cine, salí muy impactado por la durísima historia que se cuenta y sobre todo por sus duras imágenes. La actuación de Hilary Swank es portentosa, de hecho consiguió el Oscar, que también se llevaron a mejor película, director y actor secundario. Además se trata de un film que utiliza el boxeo como vehículo para contarte una historia donde hay muchos sentimientos y experiencias vitales que trascienden más allá de la pantalla. Eastwood, con su sabiduría, da otra lección de las grandes.

En una escena al principio del film, Frankie va hacia Maggie a pedirle que le devuelva el punching que utiliza torpemente para entrenarse, realmente no lo quiere de vuelta, lo que intenta es que ella no tenga nada suyo, y nada que les pueda unir, emperrado en no entrenarla.

Os dejo con la mítica escena.