lunes, 22 de diciembre de 2025

Escenas míticas del cine (CDLIX)

En el año 1987 Paul Verhoeven dirigió Robocop, que estaba ambientada en una sociedad futura del distópico Detroit y donde la empresa privada OCP (Omni Consumer Products Corporation) dirige la fuerza de policía. Nadie en su día vio venir este fenómeno, ni siquiera los que la acabarían convirtiendo en éxito, es decir, los propios espectadores. También hay que decir que el film se anunciaba en tráilers como un film violento de serie B, un derivado del género de drama policíaco más sucio de finales de los setenta y primeros ochenta, el eslogan era "Parte hombre. Parte Máquina. Todo Policía". Pero había una novedad, aparte de ser un giro refrescante e innovador, había sangre, mucha sangre, pero también tenía humor, era divertida, tenía sátira y era mordaz.
Alex J. Murphy, al que daba vida Peter Weller, era un agente de policía de Detroit, que es asesinado en acto de servicio. Para acabar con la delincuencia creciente en la ciudad, la autoridades aprueban la creación de una máquina letal, mitad robot, mitad hombre, a la que llaman Robocop y que para crearla utilizan el cuerpo de Murphy. El experimento desde el inicio parece un éxito, pero el policía, a pesar de estar muerto, conserva la memoria y se vengará de sus asesinos. Éstos, sin embargo, cuentan con el apoyo encubierto de individuos bien situados en la propia corporación que controla la policía.
En una escena mítica, Robocop irrumpe en la comisaría, haciendo ver a todos por el director ejecutivo de OCP Morton (Miguel Ferrer), que la modernidad ha llegado y Robocop es su estrella. En la sesión de tiro deja a todos alucinados por su precisión disparando, sobre todo a la que fue su compañera Ann Lewis (Nancy Allen).


Os dejo con la mítica escena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario