martes, 14 de febrero de 2023

Modelo 77 (2022)

Alberto Rodríguez es un gran director, de los mejores que tenemos en España, le avalan películas como Grupo 7 o la maravillosa La Isla Mínima y tiene un gran don y es el de saber manejar las claves que hacen que una película sea retrato de personajes y tenga diversión de cara al público. Aquí se mete en un drama carcelario titulado Modelo 77 basado en hechos reales que acontecieron en la Cárcel Modelo de Barcelona en 1977. Es evidente que cae en los tópicos carcelarios, de hecho hay momentos de gran regocijo en ellos, pero es un film rodado de manera extraordinaria, con secuencias muy bien dirigidas y un elenco de actores que está a gran nivel, a pesar de que el trabajo de Miguel Herrán no me acaba de convencer. Se ven el patio de presos, los apuñalamientos, los registros por sorpresa, las palizas, las noches en la celda solitaria, etc., los clásicos carcelarios.

 
Como decía antes, la historia se desarrolla en la Cárcel Modelo de Barcelona, justo cuando el país ha abandonado la dictadura y se sumerge en la transición a la democracia. Manuel, al que da vida Miguel Herrán, es un joven contable que es encarcelado y está pendiente de juicio por cometer un desfalco en su empresa, y se enfrenta a una posible pena de entre 10 y 20 años, un castigo desproporcionado para la cuantía de su delito. Una vez allí, sufre sin miramientos la dureza de las fuerzas de instituciones penitenciarias de la cárcel, y conocerá a su compañero de celda, Pino, que interpreta Javier Gutiérrez, un tipo que lleva allí bastantes años con condena larga. Ambos se unirán a un grupo de presos comunes que se están organizando en un sindicato (Copel) para exigir una amnistía. Se inicia así una guerra por la libertad, con incluso rebelión, que hará tambalearse al sistema penitenciario español. Querían conseguir que las cosas que empezaban a cambiar fuera, lo hicieran también dentro, pero ese mundo de la cárcel era más complicado y no todo iba tan deprisa, de hecho había cosas que venían de la dictadura que aún se mantenían, como los abusos policiales. Serían los presos políticos los que obtuvieran la amnistía, el resto tendrían que buscarse la vida.

Pero lo bueno de este film, y por eso me gusta, es que no se queda en el retrato simple del drama carcelario, que ya es de sobras conocido y hemos visto muchas veces, ya que aquí hay un estudio de personajes y una época que el cine no había explorado mucho. Manuel, el personaje principal, es previsible, su evolución en el film es casi de casualidad y sus situaciones emocionales a veces rompen el ritmo de la cinta, pero a su lado están un gran elenco de secundarios que tienen su propia vida, sus dolores, sus ansias de libertad, traiciones, e incluso contradicciones. Los presos demuestran estar vivos en todo momento, hablan como personas, se relacionan y son seres humanos privados de libertad que leen y tienen inteligencia. El personaje de Pino, es el del típico preso digamos institucionalizado, acostumbrado a su vida entre rejas, y que ha hecho de la celda su vida, creándose incluso una pequeña biblioteca al lado de su colchón y que ni se plantea salir al exterior ya que ha perdido toda esperanza. Ese es el papel más fascinante del film, que tendrá una evolución desde no ver esperanza ninguna a incluso trazar un plan para fugarse, gracias a la ilusión que le transmite Manuel. Uno de los mejores papeles que ha hecho Javier Gutiérrez.


En definitiva una cinta buena donde el contexto histórico es lo realmente importante y lo bien que está hecha la película.

Os dejo con el tráiler del film.

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