martes, 16 de junio de 2015

Per un pugno di dollari (1964)

Cartel del film


Por un puñado de dólares, dirigida por Sergio Leone en 1964, es una de esas películas que conviene situar en su contexto, para ser conscientes de la sorpresa que produjo en su momento y a la vez el enorme impacto que tuvo. Definitoria del Spaguetti Western, es la primera de una trilogía fantástica, rodada en Almería (España), que se completa con La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo (diseccionada ya aquí). Hablamos de algo que nadie podía imaginar en aquel entonces, ya que un producto de estas características, poco prometedoras, se convirtió en un éxito taquillero que lanzó la carrera de su director (hasta entonces un completo desconocido) y de su actor protagonista, Clint Eastwood (que protagonizaba westerns televisivos) y darle una vuelta de tuerca abismal a un género ya casi en vía muerta por aquella época.




Este film es innovador en su momento, claro que si, pero parte de sus rasgos estilísticos parten de las influencias de grandes directores americanos, de películas como Centauros del Desierto de John Ford (1956), Forty Guns de Samuel Fuller (1957), o El hombre del Oeste de Anthony Mann (1958) por poner algunos ejemplos de los grandes referentes.
Pero este film en concreto, es un remake de un film de Akira Kurosawa, Yojimbo (1961), pero los productores, vistas las expectativas pobres del inicio, decidieron no pagar las exigencias del director japonés por derechos de autor, cosa que cambió a partir del éxito internacional, ahí si la negociación fue diferente, ya que las recaudaciones daban dinero a espuertas.


El protagonista que interpreta Clint Eastwood es un jinete solitario (al que llaman Joe en algún momento, pero que se le prefiere mantener en el anonimato) que llega al pueblo fronterizo de San Miguel en conflicto, donde hay dos familias enfrentadas, los Rojo y los Baxter. Hablamos de una época, después de la muerte de Juárez, donde en México dominan la injusticia, la violencia y el terror. Nada más llegar recibe advertencias de todo tipo ("No quisiera doblar las campanas por ti", o "Adios Amigo"), incluso del tabernero, pero lejos de amedrentarse, el vaquero decide quedarse y sacar provecho de su situación ofreciendo sus servicios a los Rojo (que venden alcohol), a la vez que ayuda secretamente a los Baxter (que venden armas), fomentando su rivalidad, un juego a dos bandas que le hará vivir peligrosamente.


Pero el sello de Leone, queda patente en la dureza de las escenas de acción, donde Joe provoca numerosas matanzas saliendo indemne, lo que actualizó el género totalmente y lo puso al día, ya que era un western sucio y amoral, poco visto hasta entonces. Incluso la dureza de escenas donde se quema una casa con gente dentro, y no hay miramientos a la hora de disparar incluso a niños es algo novedoso del género. Sea como fuere, el escaso entendimiento idiomático entre director y actor se solucionó con un entendimiento instintivo, que dotó de un carisma indudable a este héroe imbatible, caracterizado por un mítico poncho, bajo el que esconde una pistola de afinada puntería y ese puro que masca y escupe. Leone era especialista en filmar rostros, algo que le hacía único, y aquí eso lo hace a la perfección, lo borda.


En definitva, una obra fundamental de un estilo que además completaba una banda sonora acertadísima del gran Ennio Morricone.

Os dejo con la escena de un tiroteo, donde Clint Eastwood reparte balas y da lecciones.


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