En 1935 Sam Wood dirige ésta comedia fantástica que ha pasado a la historia por una de sus escenas.
El extravagante sentido para los negocios de Groucho, hace embarcar hacia Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milan, pero llevan polizones inesperados (Harpo y Chico).
Entre los tres revolucionan el barco, organizan un escandalo en Nueva York y convierten la noche del estreno en una locura que el mundo de la ópera nunca podrá olvidar.
En esta escena inolvidable, Groucho va pidiendo la comida al camarero ("Y dos huevos duros...") y las chicas vienen a hacer la habitación ("Sabe más ese dormido que yo despierto...") más el hombre de la calefacción, etc., hasta que se genera un pitote de dimensiones astronómicas.
Disfrutad de ésta memorable escena.
Las películas de los Marx son de un humor que no envejece nunca.Lo digo y lo afirmo porque esos son mis principios y si no le gustan,tengo otros. saludos.
ResponderEliminarAlejandra: Totalmente deacuerdo contigo, eran tan buenos que su humor nunca envejecerá porque eran genios.
EliminarVaya declaración... tomo nota... ja, ja, ja.
Besos.