martes, 29 de enero de 2013

Escenas míticas de cine (IV)



Para mi la obra maestra de Sergio Leone, es sin duda, Once upon a time in the west (traducida aquí como "Hasta que llegó su hora") de 1968. Con uno de los comienzos más sangrientos y espectaculares de la historia del cine, Brett McBain (granjero víudo de origen irlandés) y sus hijos que viven en una zona desértica y pobre, son asesinados por una banda de pistoleros, antes de la llegada de su futura esposa Jill (Claudia Cardinale) que viene desde Nueva Orleans.




La primera escena en la que me detengo, es la llegada de Jill a la estación de tren, con la música de Ennio Morricone bestial, en la que se la ve como espera y no comprende porqué nadie ha ido a recogerla. Es con toda probabilidad una de las mujeres más bellas de la historia del cine y en este film está deliciosa, qué ojos, y qué belleza.











Frank (Henry Fonda), uno de los malos más malos de la historia del cine, recibe su merecido por parte de Armónica (Charles Bronson, quizás en su mejor actuación) que se venga así de el asesinato de un familiar directo suyo cuando él era pequeño, recordado con el tremendo flashback.
Es el duelo final, dónde ambos están de lujo, y la música de Morricone es gloriosa con esa guitarra cortante y los coros.


4 comentarios:

  1. A mí me parece más perfecta "Por un puñado de dólares", pero, vamos, "Hasta que llegó su hora" es otro peliculón. La escena de la Cardinale es soberbia. El último plano es impresionante, con qué sabiduría yuxtapone Leone el plano fijo, el traveling y la grúa sin cortar en ningún momento. Y el duelo, el manierismo del director italiano en estado puro.

    Abrazos.

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    1. Gonzalo Aróstegui Lasarte: Siempre mi trono ha estado entre ésta y La muerte tenía un precio, pero en el fondo me gustan todas, sólo que en Hasta que llegó su hora están el mejor Henry Fonda, el mejor Charles Bronson y... la CLAUDIA CARDINALE, qué belleza amigo.
      La duelo final lo has definido a la perfección, plano fijo, traveling y sin cortar, y ese final apoteósico.

      Abrazos.

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  2. Me refiero al último plano de la escena de la Cardinale, cuando pasa de estar sola con los criados al pueblo en construcción.

    Un abrazo.

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    1. Gonzalo Aróstegui Lasarte: Ok, como son dos escenas, me había liado. La escena de la Cardinale para empezar la película es soberbia.

      Un abrazo.

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