sábado, 29 de julio de 2017

Spider-Man: Homecoming (2017)


Nueva aventura del hombre araña, encarnado por Tom Holland, que ya lo hizo estupendamente en Capitán América: Civil War. Aquí hay un componente de cine adolescente bastante importante, y Jon Watts el director lo trata bastante bien. Una vez descubierta su identidad como Spider-Man, con la experiencia vivida con los Vengadores, Peter Parker tiene como mentor a Tony Stark, con la supervisión constante e intermedia de Happy (Jon Favreau), regresa a casa donde vive con su tía (Marisa Tomei), donde intenta tener una vida normal, como cualquier chico de su edad, pero su supuesta "Beca Stark" le tiene de aquí para allá, hasta la aparición de un nuevo villano Vulture (Michael Keaton), que hará que muchas cosas que él quiere se vean amenazadas.


A diferencia de otros films, Spider-Man: Homecoming no empieza con los divertidísimos minutos de la participación del hombre araña en la escena del aeropuerto de Capitán América: Civil War, que sale un poco más adelante y desde su perspectiva, sino que aquí pertenece por completo a un extraordinario Michael Keaton, que está realmente soberbio a lo largo del metraje. Es ahí donde la eterna situación de los villanos de Marvel, se soluciona en este caso, ya que Vulture tiene humanidad y se distingue de los que quieren dominar el mundo o el universo.
Ahí es donde Keaton lo borda, porque por un lado muestra lo temible que puede llegar a ser y por otro que vela por su familia más que nadie, e incluso momentos donde se funden ambas cosas a la vez (momentazo por cierto).


La presencia a modo de mentor y de, por así decirlo, de profesor corrector que va puliendo fallos y errores del superhéore adolescente de Tony Stark, está completamente justificada y no interfiere para nada en la historia, tiene sus apariciones estelares cuando son necesarias, pero no ensombrece para nada a su delfín Peter Parker, que somo es lógico, a medida que va descubriendo la cantidad de cosas que tiene el traje que su jefe le ha dado, se dará cuenta que no todas las puede controlar y que muchas veces deberá revisarlas para saber que hacer con cada una de ellas en el momento adecuado. Sólo Buitre, será el que le haga sombra y hacérselo pasar mal en varias ocasiones.


Pero como decía al inicio, la película tiene un aire a rollo de adolescentes de los 80 tremendo, con guiños incluidos a muchos de esos films (el comportamiento de algunos personajes), pero eso hace mostrar otra faceta del chaval Peter Parker, que permite aceptar mejor el hecho de que sea un inadaptado en el instituto, y también el cambio en la relación con su tía (una Marisa Tomei que sigue estando maravillosa). Todo esto es un acierto del director, pero sin embargo, y no todo son alabanzas, hay cosas digamos nuevas que se han incorporado al superhéroe que se alejan del clásico, moderneces que siendo visuales y chulas hacen que se aleje del clásico trepamuros, y eso que aquí trepa y de lo lindo, pero con extras y ayudas.


En definitiva esta película es una apuesta absoluta por la diversión, que la tiene y mucha, y en eso os aseguro que lo borda. La resolución de las batallas, con algún que otro pero, son más que brillantes, y desde mi butaca tuve la sensación de que me pasaba rápida la cinta, y los momentos de humor, que los hay y muchos, están tan bien repartidos que son el condimento perfecto para el redondeo final, porque los saltos que hay de lo desenfadado a lo dramático va suave y del tirón, además de que Tom Holland lo hace de vicio, parece hecho para este papel, le viene como un guante.
Por cierto, recordad quedarse en la sala para las escenas post-crédito, aquí hay dos maravillosas.


Os dejo con el tráiler de Spider-Man: Homecoming.

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