sábado, 15 de febrero de 2014

Falling down (1992)


Joel Shumacher dirige en 1992 Falling down, traducida aquí como "Un día de furia", una de esas películas que vi en su día poco después de su estreno (hablo de un par de años) en televisión y en aquel momento no me convenció, fue años después cuando la volví a ver, y me divertí tanto, que comprendí que el film necesitaba mayor conocimiento y experiencia por mi parte para valorarla. Se trata de una extraordinaria película acerca de la condición humana, y de como nuestros comportamientos pueden llegar a generar las más disparatadas situaciones.
Michael Douglas está soberbio interpretando a William Foster, un hombre corriente que supera como puede sus frustraciones diarias en Los Ángeles, y que sólo quiere regresar a casa, pero durante una jornada de intensísimo calor, se juntan el colapso del tráfico, la ansiedad y el agobio, por lo que, de manera violenta, William se rebela contra todo lo que le rodea.
Mientras tanto, un oficial de policía ya veterano, Pendergast (Robert Duvall) intentará poner fin a esta sin razón.

  
William es un empleado de una importante firma de defensa, y padece un desequilibrio mental que en circunstancias normales no se manifiesta. Hoy, porque la película se desarrolla a lo largo de un día, es el cumpleaños de su hija y quiere ir a visitarla a casa de su ex esposa Beth (Barbara Hershey), de la que se divorció. A partir de su abandono del coche en un intenso tráfico, cruza la ciudad para cumplir su objetivo y le van surgiendo situaciones de lo más variopintas, desde una tienda de un coreano donde la lía, con unos ladrones que le quieren atracar y a los que espanta, en un McDonalds dónde quiere desayunar fuera del horario de desayuno, con un nazi de una tienda al que se acaba cargando... un sinfín de historias de lo más cómicas que sólo hacen que se vaya estrechando el círculo hacia él, para tener un final triste en la playa de Venice.
 

Una película inquietante, con muchas gotas de humor, más de las que os podaís imaginar, y un reparto exquisito, destacando Michael Douglas por encima de todos.
Os dejo con una mítica escena, la de la hamburguesería cuando William quiere pedir desayuno fuera de horario y suelta una de sus frases lapidarias...
Rick ¿te suena la frase "El cliente siempre tiene razón"? Pues aquí estoy, soy el cliente y quiero desayunar... y esa tremenda crítica a la sociedad de consumo...
 
 

2 comentarios:

  1. Una película excelente, con los años la ves diferente, como dices. Se podría decir que es un ensayo sobre el existencialismos en el capitalismo, aunque parezca mentira en una producción de Hollywood pensada para que la vea la gente cargada de palomitas y, aquí en España, ¡horror de los horrores!, doblada. Buen recuerdo, Savoy, majo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gonzalo Aróstegui Lasarte: Quizás como digo porque necesitas tener más conocimiento de la vida, y experiencia se entiende mejor la película, pero tiene momentos, que a parte de la permanente comicidad, se mete con el capitalismo a saco, como en esta escena de la hamburguesería, dónde le dice a Rick el encargado, que lo que le ha puesto no es igual que esa foto dónde la hamburguesa está mucho más llena y reluciente, en fin que todo es un contínuo engaño.

      Un abrazo.

      Eliminar