viernes, 30 de agosto de 2024

Escenas míticas del cine (CCCLXII)


Sidney Lumet dirige Veredicto final en 1982, un exquisito director que tenía ya a sus espaldas cinco fructíferos años como realizador televisivo, pero ya antes en 1957 se había estrenado en la gran pantalla con títulos como Doce hombres sin piedad, luego Piel de serpiente (1960), Larga jornada hacia la noche (1962), Punto límite (1964), La colina de los hombres perdidos (1965), Llamada para un muerto (1967), Sérpico (1973), Asesinato en el Orient Express (1974), Tarde de Perros (1975), Network, un mundo implacable (1976) o La trampa de la muerte (1982), antes de este Veredicto final que salió ya en diciembre de ese 1982.
Este film estaba basado en una novela escrita por Barry Reed en 1980, que servía como base al espléndido guión escrito por David Mamet, quién hasta ese momento solo había asomado como guionista en El cartero siempre llama dos veces.
Aquí nos cuenta la historia de Frank Galvin, al que da vida un magnífico Paul Newman, un maduro abogado en decadencia, adicto al alcohol y que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital tutelado por la iglesia y del que Galvin se había ocupado. No resulta fácil para él volver a trabajar de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando empieza a recibir ofertas económicas para arreglar el asunto sin ir a juicio, pero Galvin está dispuesto a jugárselo todo, tanto para conseguir una importante indemnización para los familiares como para rehabilitarse como abogado y como persona. Ed Concannon (James Mason) es su encarnizado rival como abogado, que utiliza todas las tretas conocidas y desconocidas, mientras que el personaje femenino de Laura Fischer era para Charlotte Rampling (papel ofrecido en primera instancia a Julie Christie que rechazó).


En una escena mítica Frank va a hablar con el Doctor Gruber (Lewis J. Stadlen) que va con prisa, pero consigue que puedan quedar otro día para su declaración que se antoja fundamental en el caso (él era claro con respecto a la negligencia médica que se cometió), y en el momento final cuando le acompaña al coche Galvin le pregunta "¿porqué hace usted esto?", a lo que Gruber contesta "Porque es lo justo, ¿no lo cree usted así?".

Os dejo con la mítica escena.

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