domingo, 23 de junio de 2024

Escenas míticas del cine (CCCXLIX)


Bernardo Bertolucci dirige en 1976 Novecento, ambientada, cómo no, en el principio del Siglo XX, en una pequeña parte de Italia. Como todo el mundo sabe, o debería saber, Italia es un país muy convulso política y socialmente, en la actualidad también y en esta película están expuestas muchas de las causas. Hablamos de una película muy larga, le sobra algo de metraje (excesivos 314 minutos) y en el que se explican muchas de las luchas sociales en aquel país, a través de un microcosmos, el de la región de Emilia, al norte, en el que nacen el mismo día el hijo de un terrateniente, Alfredo Berlinghieri (Robert De Niro) y el hijo de un bracero Olmo Dalcò (Gerard Depardieu), que serán amigos inseparables, aunque su relación se verá ensombrecida por diferentes actitudes frente al fascismo.


Hablamos de una tragicomedia con un extenso recorrido político y social y que ha entrado a formar parte de los clásicos del cine ya que está ajeno a modas, tecnologías, paso del tiempo, etc.,
Bertolucci intentó, en resumen, filmar un lujoso homenaje a la lucha del Partido Comunista frente a unos fascistas retratados como malvados sin tapujos, solo hay que fijarse en el histriónico personaje que compone Donald Sutherland, ese Attila Mellanchini, el capataz del patrón Giovanni, obviando que la política de aquellos años tuvo aún más protagonistas. Además, lo hace en los años en los que la Brigadas Rojas ponían en peligro la misma esencia de la democracia italiana.
En una escena mítica los braceros se revelan ante el intento de expropiación de su casa, todos se unen y le plantan cara a los soldados y a los fascistas. Posteriormente dichos fascistas se reunen en la iglesia, su lugar favorito, donde se rearman y se confabulan con Attila como cabecilla que va pasando el cepillo para que los acólitos aporten a su causa, menos dos uno es Alfredo, que decide no colaborar. La cara de fanático de Donal Sutherland haciendo de Attila es inolvidable.


Os dejo con la mítica escena.

sábado, 22 de junio de 2024

Escenas míticas del cine (CCCXLVIII)

Como decía ayer, La invasión de los ultracuerpos es un film de 1978 dirigido por Phillip Kaufman, que es una versión del clásico de ciencia-ficción de Don Siegel de 1956 que narra la invasión de unos extraterrestres. El argumento gira en torno a unos microorganismos de un lejano planeta que han llegado a la Tierra, unas semillas que caen mezcladas con la lluvia en nuestro planeta. Matthew Bennell (Donald Sutherland) trabaja como funcionario en el departamento de sanidad de la ciudad de San Francisco. Elisabeth Driscoll (Brooke Adams), una colaboradora suya por la que siente algo más que admiración profesional, le cuenta que su marido ha experimentado una transformación tal que le resulta irreconocible. Matthew al principio se lo toma a broma, pero ese mismo día detecta que también otras personas sienten el mismo recelo hacia sus parejas o amigos. La confirmación definitiva de Matthew la tiene cuando dos amigos suyos, Nancy (Veronica Cartwright) y Jack (Jeff Goldblum) encuentran en la sauna que regentan un extraño cuerpo humanoide pero sin rasgos definidos, lo que da ya el síntoma de alerta de que algo extraño está pasando. No tarda mucho en averiguar que unas vainas alienígenas está duplicando los cuerpos de humanos mientras estos duermen, destruyendo luego el original.


En una escena mítica Nancy ve a Matthew en la calle. ¡No está sola! Se acerca a él y le habla, y entonces, Matthew la mira con una expresión terrorífica y abre la boca para lanzar el aullido característico de las vainas, indicando que ha encontrado a otro humano sin convertir, una escena que aún a día de hoy me pone los pelos de punta.

Os dejo con la muy mítica escena.

viernes, 21 de junio de 2024

Muere Donald Sutherland a los 88 años.

Este pasado 20 de junio fallecía en Miami a la edad de 88 años el actor de origen canadiense Donald Sutherland, nacido en Saint John en 1935, probablemente uno de esos actores legendarios no del todo reconocido por los grandes premios, aunque si que obtuvo muchos reconocimientos, que tenía en una de sus virtudes tener la paleta muy amplia y poder abarcar multitud de papeles distintos, fue muy camaleónico. La noticia la dio su hijo Kiefer Sutherland, también actor, quién dijo en redes sociales: "Con gran pesar les digo que mi padre, Donald Sutherland ha fallecido. Personalmente me parece uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca le amilanó un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y nunca se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida." Así al instante me vienen a la cabeza títulos como Doce del patíbulo, Los violentos de Kelly, Klute, Novecento, Casanova, El ojo de la aguja, JFK, Space Cowboys, etc...
A nivel de condecoraciones, después de 60 años de carrera y unos doscientos títulos, Sutherland recibió un Oscar de Honor en 2018 por toda su carrera (aunque nunca fue nominado al máximo premio del cine, algo incomprensible), en 2019 recogió el premio Donostia a toda su carrera en el Festival de Cine de San Sebastián. Se coronó con el Globo de Oro en dos ocasiones de las nueve en las que estuvo nominado: en 1996 gracias a su papel en la miniserie Ciudadano X, con la que también ganó un premio Emmy gracias a su papel del coronel Mikhail Fetisov; y en 2003 por la serie Camino a la guerra. Estuvo nominado al Bafta, al Critics Choise e, incluso al Razzie, por Encerrado en 1990. En 2016 fue jurado del Festival de Cine de Cannes y tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.


En los inicios de su carrera, siendo adolescente, Sutherland trabajó para una radio local en su Canadá natal y tras estudiar en las universidades de Victoria y Toronto (iba para ingeniero pero lo compaginó con Arte Dramático) arrancó su trayectoria artística, con la que recaló en la prestigiosa escuela de Música y Arte Dramático de Londres. Así logró pequeños papeles en series británicas de los años 60 y convertirse en un rostro cada vez más conocido en Reino Unido, gracias a sus apariciones en libretos clásicos llevados a la pequeña pantalla, a un episodio de Los Vengadores, y sobre todo, a un pequeño papel en un par de capítulos en la, por aquel entonces muy popular serie de El Santo. A partir de ahí saltó de manera espectacular al cine y eso le convirtió en un rostro clásico, con films como Doce del Patíbulo, donde hacía de Vernon Pinkley en el film de 1967 dirigido por Robert Aldrich, compartiendo escenas con John Cassavetes, Charles Bronson y Lee Marvin, estrellas del momento.  Los violentos de Kelly en 1970, junto a M*A*S*H ese mismo año le consolidaron. A partir de ahí vinieron Klute o Johnny cogió su fusil en 1971, Novecento o Casanova en 1976, La invasión de los ultracuerpos de 1978, El ojo de la aguja en 1981, JFK en 1991, Fallen en 1998, Space cowboys en el año 2000 con su amigo Clint Eastwood, The Italian Job en 2003, Orgullo y prejuicio en 2005 o ya en 2012 su participación en Los Juegos del hambre por el que le conocen las generaciones de ahora.
Aparte del cine y la televisión también hizo teatro en papeles como el Esteban en La Tempestad de Shakespeare.


En definitiva una carrera asombrosa, plagada de momentos e interpretaciones absolutamente inolvidables que forman ya parte insoldable del séptimo arte. Hizo cine bélico, histórico, de terror, ciencia-ficción, cómico, dramático, etc., siempre con un nivel excepcional.


Hoy en homenaje pongo dos escenas de dos películas distintas. Primero el film Klute de 1971, una obra muy personal de su director Alan J. Pakula, en la que Donald da vida al policía John Klute, que se encarga del caso de un íntimo amigo suyo que ha desaparecido sin dejar rastro, y del que encuentra pistas en las cartas que aquél le escribía a una prostituta (call-girl que atendían por teléfono) llamada Bree (a la que da vida Jane Fonda). En el transcurso de la investigación irán apareciendo más prostitutas asesinadas, y teme por la seguridad de Bree. En una gran escena va a verla para interrogarla, y al principio ella está harta de que le pregunten porque dice que ya le dijo todo a la policía y surge entre ellos una apasionada relación amorosa.

Os dejo con la mítica escena.





Y por otro lado el film de 1978 La invasión de los ultracuerpos dirigido por Phillip Kaufman, que es una versión del clásico de ciencia-ficción de Don Siegel de 1956 que narra la invasión de unos extraterrestres. El argumento gira en torno a unos microorganismos de un lejano planeta que han llegado a la Tierra, unas semillas que caen mezcladas con la lluvia en nuestro planeta. Matthew Bennell (Donald Sutherland) trabaja como funcionario en el departamento de sanidad de la ciudad de San Francisco. Elisabeth Driscoll (Brooke Adams), una colaboradora suya por la que siente algo más que admiración profesional, le cuenta que su marido ha experimentado una transformación tal que le resulta irreconocible. Matthew al principio se lo toma a broma, pero ese mismo día detecta que también otras personas sienten el mismo recelo hacia sus parejas o amigos.

En una escena mítica Matthew y Elisabeth van en el coche de él hablando de una anécdota, cuando un hombre (interpretado por Kevin McCarthy) se agolpa sobre el coche mientras venía corriendo y diciendo que se acercan y que viene el peligro, a lo que Matthew dice que está borracho...

Os dejo con la mítica escena.

lunes, 17 de junio de 2024

Bandas sonoras míticas del cine (CLXXX)

En 1992 Phillip Noyce dirige Juego de Patriotas basado en la novela de Tom Clancy. Harrison Ford da vida a Jack Ryan, un agente que ha abandonado la CIA, en una decisión difícil, pero de la que no se arrepiente, ya que por primera vez tiene una vida familiar. Durante unas vacaciones en Londres, mientras pasea por la ciudad con su mujer y su hija, es testigo de un atentado de una facción del IRA contra Lord Holmes, un distinguido miembro de la Familia Real Británica. En medio de la confusión, los gritos y las llamas de la explosión de una bomba sobre el coche, Ryan reacciona automáticamente y le salva la vida a Lord Holmes, matando a uno de los terroristas y quedando él medio herido. Uno de los autores del atentado, Sean Miller (Sean Bean), es arrestado y condenado a prisión, y es el hermano mayor del terrorista muerto, por lo que jura venganza a Ryan y toda su familia.
La banda sonora corre a cargo de James Horner, como siempre muy acertado, además de un tema de la banda Clannad (grupo inicial de Enya).


Os dejo con el tema Sean's interrogation.