Mi película favorita cómica, sin duda es El Jovencito Frankestein, dirigida por Mel Brooks en 1974. Una de las comedias más disparatadas, delirantes, ingeniosas y divertidas de la historia del cine. Se trata de una de esas conjunciones donde todo funciona, y no sólo eso, sino que lo hace con un encanto especial, algo tocado con una varita mágica e irrepetible. Además y por si fuera poco, tiene la capacidad curativa de hacer olvidar problemas de la vida cotidiana, y te sientes completamente absorbido por la pantalla, en su hora y tres cuartos de duración.
Rodada en blanco y negro aposta, en ella, el joven doctor Frederick Frankestein (Gene Wilder), un neurocirujano norteamericano, ha huido siempre del estigma legado por su abuelo, quien creó años más tarde un monstruo. Ahí, es donde el guión perpetrado por Brooks y Wilder hace un desprejuiciado homenaje, que a la vez es parodia, y cómo no, revisión del mito cinematográfico, cuya creación era de Mary Shelley.
En una escena cómica bestial el monstruo al que da vida (nunca mejor dicho) Peter Boyle, llega a una casa donde vive una familia con su hija, los padres están protegiendo la casa por si el monstruo apareciese por allí, en ese momento se dan cuenta de que no han mirado donde estaba la niña (a la que da vida Anne Beesley), que curiosamente ha tenido un encuentro con Frankestein, que apareció por el jardín, la niña le ofrece una flor y luego le ordena jugar con ella y le dice que se siente en un columpio, al pesar mucho, la niña sale despedida hacia la cama de su habitación, justo cuando los padres revisaban si estaba ahí.
En una escena cómica bestial el monstruo al que da vida (nunca mejor dicho) Peter Boyle, llega a una casa donde vive una familia con su hija, los padres están protegiendo la casa por si el monstruo apareciese por allí, en ese momento se dan cuenta de que no han mirado donde estaba la niña (a la que da vida Anne Beesley), que curiosamente ha tenido un encuentro con Frankestein, que apareció por el jardín, la niña le ofrece una flor y luego le ordena jugar con ella y le dice que se siente en un columpio, al pesar mucho, la niña sale despedida hacia la cama de su habitación, justo cuando los padres revisaban si estaba ahí.
Muy lograda versión, tanto parodia como homenaje.
ResponderEliminarUn poco mandona la pequeña.
El Demiurgo de Hurlingham: Efectivamente, un gran homenaje. Pues si, la pequeña ordena y manda al monstruo...
EliminarUn saludo.