sábado, 16 de agosto de 2025

Escenas míticas del cine (CDXXXIII)


En el año 2000, Ridley Scott recuperaría mucho del crédito perdido con un film realmente espectacular a cara del público, y muy eficiente, contando con actores de relumbrón. Desaprovechado Russell Crowe, que se pasa media película con la cara cubierta, aunque la fuerza de su personaje es innegable, de hecho le dieron el Oscar (en detrimento de nuestro paisano Javier Bardem), brutal Joaquin Phoenix como Cómodo, el hijo de Marco Aurelio (Richard Harris), que da un tremendo Golpe de Estado para hacerse con el poder que el César había delegado en Máximo Décimo Meridio, general de sus ejércitos del Norte, e incluso Lucilla (Connie Nielsen) brilla en su papel de la hija del César acongojada por la maldad de su hermanito.
Por si fuera poco la banda sonora que describe todo esto es simple y llanamente maravillosa, compuesta por Hans Zimmer, y que tiene como cantante en muchas piezas a Lisa Gerrard.
En un escena mítica al inicio del film, Máximo regresa despojado de sus galones después de la muerte de Marco Aurelio a manos de su hijo Cómodo. Cuando va de regreso a casa, se apresura porque se teme lo peor, efectivamente cuando llega su mujer y su hijo han sido asesinados por soldados del César con esa orden, descorazonadora escena en la que Máximo se queda rendido después de darles sepultura. Esclavos lo recogen, le curan una enorme herida en el brazo y le llevan a su nueva vida de gladiador.


Os dejo con la mítica escena.