lunes, 15 de noviembre de 2021

El crack cero (2019)

En 1981 se estrenó "El Crack", una muy buena película de cine negro dirigida por José Luis Garci, donde Alfredo Landa encarnaba de manera impecable a Germán Areta, un detective privado taciturno y a la vez impecable y duro en su trabajo, pero con un lado tierno y sensible en sus relaciones sentimentales. El director haría la segunda parte en 1983, algo por debajo, pero de mucha dignidad, y que parecía sería la que cerraría la saga. Por sorpresa Garci anunciaba en 2017 que estaba preparando una precuela, que al final salió a la luz en 2019. En aquellas películas antiguas, estaban muy claros varios de los rasgos del director, es decir, el gusto por el cine negro, el boxeo, el fútbol, la música de Cole Porter, etc., y en esta precuela se echa (siempre en blanco y negro) la mirada atrás, al pasado, en todos los sentidos, teniendo como escenario el Madrid de 1975, justo cuando muere el dictador y se inicia esa época incierta que acabó llamándose transición.

Aquí la historia nos cuenta que un sastre afamado llamado Narciso Benavides se había supuestamente suicidado meses atrás, hasta que llega a la oficina de Areta una misteriosa y atractiva mujer casada llamada Remedios, que le propone investigar esa muerte. Germán es un prestigioso ex-policía de la Brigada Criminal que ahora es detective privado. La mujer es la que está convencida, ya que era su amante, de que no hubo suicidio, si no que fue un asesinato en toda regla, por lo que decide contratar al detective. Se inicia la investigación, y para Areta la gente sólo mata por dinero o amor, pero en este caso concreto la propia investigación le irá descubriendo más motivos y a su vez los sospechosos se van agolpando, todos ellos con razones para querer quitar del medio al sastre, cuya vida era de lo más convulsa.

Garci, para el papel de Germán Areta, eligió al magnífico Carlos Santos, que realiza un trabajo soberbio (aunque su caracterización me haga verle como un joven Torrente), dando esa naturaleza de personaje seco, directo y que rara vez muestra sus emociones, pero cuando la vida le asesta un golpe fuerte, acaba saliendo toda su esencia, buen sucesor de Alfredo Landa. El director para el papel del Moro puso a Miguel Ángel Muñoz (ese papel que hacía Miguel Rellán de manera sublime en las cintas antiguas) y sale muy airoso, le pone mucho talento a su interpretación. Pedro Casablanc es un actorazo y borda su papel de Don Ricardo (el único que llama Piojo a Areta, ya que le conoce desde pequeño al ser amigo de su padre). Luisa Gavasa haciendo de Moli, la secretaria de Germán está perfecta, al igual que Patricia Vico tremenda en su papel de Remedios, la clienta. Cayetana Guillén Cuervo hace de Conchita alias "Mesalina" y sale en una escena, pero deja su impronta, como organizadora y dueña de la casa donde se celebran timbas de póker (juego clandestino) y hay prostitutas... Pero quisiera destacar a María Cantuel en el papel de Adela, la novia de Germán, que participa poco pero brilla de una manera especial, gran revelación, con sus detalles de los perfumes y esa relación tan bonita que mantiene con él, gran química con Carlos Santos. Muy destacable también el papel de Raúl Mérida como la estrella del rock Johny Olas, muy convincente.
De esas frases que se te quedan (esta película tiene muchas) es aquella que Germán le comenta al Moro comiendo, cuando le dice que habla mucho y esta profesión la de detective es "Zapato cómodo y paciencia, mucha paciencia".


En definitiva, y sin esperarlo, una enorme película, de las mejores españolas de ese año con un gran arranque, un pequeño bajón en la parte central (el ritmo a veces se pausa demasiado) y recupera brío hacia la parte final para terminar de manera excelente.

Os dejo con el tráiler del film.

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