Joseph Kosinski dirige esta superproducción después de su espectacular Top Gun: Maverick que tanto impactó tres años atrás. Esta película cuenta con la presencia como productor del piloto Lewis Hamilton, y la participación de todos los pilotos del campeonato del mundo en el momento en el que se grabó, allá por 2023. Con una figura indiscutible como Brad Pitt como gancho e interpretando al veterano piloto Sonny Hayes, consigue atrapar por su buen ritmo y salir triunfante no sólo por la experiencia de un piloto con muchas tablas en la trama, si no también en el aspecto cinéfilo dando una tremenda consistencia a la cinta.
Obviamente esta película que está basada en la Fórmula 1 y en el campeonato del mundo de la especialidad, es fácil de entender, me refiero a su lenguaje, para aquello que amamos y seguimos el gran circo, pero ante todo es puro espectáculo, no es una cinta profunda ni que te vaya a sorprender ni mucho menos, aunque de hecho el guionista Ehren Kruger elige caminos tradicionales y hay ciertos matices o situaciones que se ven venir y ya sabes lo que va a pasar.
En el film se nos cuenta la historia de Sonny Hayes que fue un fenómeno prometedor de la Fórmula 1 en la década de los 90, donde se codeaba con gente como Prost, Senna o Mansell, hasta que un accidente muy grave en pista acabó casi con su carrera y le quitó todo lo que tenía. Treinta años después corre aquí y allá, un nómada del volante en las 24 horas de Daytona, Le Mans, o donde le convenza, pero disfrutando siempre. Su antiguo compañero de equipo Rubén Cervantes (Javier Bardem) le contacta y le ofrece una oportunidad única, correr en su equipo de Fórmula 1 muy en riesgo de desaparecer o quebrar, si no empiezan a obtener resultados. Rubén le convence y vuelve a la categoría reina, una última oportunidad para él también como piloto. Su compañero es el novato Joshua Pearce (Damson Idris), piloto estrella que quiere imponer su estilo y ritmo.
La rivalidad entre ambos es extrema y saltan chispas en las primeras carreras, Hayes parece que no juega en equipo, pero es todo lo contrario, de hecho el primer punto del equipo de Pearce es gracias a su trabajo sucio. Es cierto que el carisma de Brad Pitt es enorme y llena la pantalla, y sobre todo en la primera parte sale triunfador absoluto, sin embargo todo lo que rodea al piloto ya no está tan trabajado exceptuando a una gran Kerry Condon, que hace de Kate McKenna, la directora técnica del equipo y encargada de hacer mejoras en el coche, y que curiosamente es la que aporta humanidad, dentro de un mundo de muchos tecnicismos. Es Idris el que no me acaba de redondear, me parece que le falta algo para que su conflicto con Hayes sea más creíble.




La tengo pendiente, supongo que de hoy no pasa.
ResponderEliminarTiene pinta de que esta peli va a ser un auténtico espectáculo de velocidad y adrenalina.
Lo interesante será ver si consigue transmitir la emoción real de las carreras y no quedarse solo en el ruido de motores.
Ojalá logre combinar acción con una buena historia detrás
Javier Sánchez Agudo: Pues si que es un espectáculo y creo que consigue transmitir esa sensación real de las carreras, pero también incide en lo que hay detrás, el trabajo de mucha gente.
EliminarLo de combinar la historia con la acción, ya digo que hay personajes bien hilados, pero otros no tanto (el jefe de equipo no da la sensación de ser jefe en ningún momento, más bien un payasete que anda por ahí).
Saludos.